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Experto ruso advierte sobre la amenaza de sustancias tóxicas del Reino Unido para Europa

MOSCÚ (Sputnik) — El Reino Unido necesita aumentar el control sobre el almacenamiento de sustancias tóxicas para evitar que se propaguen por toda Europa, declaró el miembro del Consejo para Política Exterior y Defensa de Rusia y exagente del Servicio Federal de Seguridad (FSB), Alexandr Mijáilov.
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La víspera, la policía del condado británico de Wiltshire, comunicó que dos personas fueron halladas inconscientes en Amesbury el 30 de junio y hospitalizadas por intoxicación con una sustancia neuroparalizante tipo Novichok, denominación que Londres utiliza para referirse al veneno detectado a principios de marzo a unos 10 kilómetros al sur de Amesbury, en Salisbury, en el marco del caso del ex agente doble Serguéi Skripal y su hija.

"El envenenamiento de los Skripal tenía un evidente subtexto político, pero el nuevo incidente ya no busca comprometer a Rusia, se trata de una  amenaza grave a la seguridad no solo del Reino Unido, sino de la de otros países, hay que controlar esta cuestión", dijo Mijáilov.

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Mijáilov advirtió que existe amenaza de que las sustancias químicas puedan propagarse por Europa y llegar hasta Rusia.

Asimismo, resaltó que el tema del almacenamiento seguro de las sustancias químicas en el Reino Unido debe incluirse en la agenda de la ONU y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).

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"La propagación no controlada de sustancias venenosas conlleva amenazas serias, las autoridades británicas necesitan dar explicaciones de cómo almacenan las sustancias químicas", indicó.

Inicio de investigación

Mientras tanto, el ministro de Interior del Reino Unido, Sajid Javid, se dispone a presidir una reunión del comité oficial de emergencia ante el nuevo doble caso de intoxicación registrado en el condado de Whiltshire con un agente nervioso Novichok (A234), según la identificación difundida por Scotland Yard de la sustancia.

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Javid hará una declaración sobre el incidente en la Cámara Baja del Parlamento de Westminster una vez concluido el encuentro del llamado comité Cobra.

Los afectados —Dawn Sturgess, de 44 años, y Charlie Rowley, de 45— siguen en estado crítico en el hospital de Salisbury donde fueron tratados el ex doble agente Serguéi Skripal y su hija Yulia.

Ambos enfermaron a distintas horas del sábado 30 de junio y fueron consiguientemente trasladados en ambulancia desde el domicilio de Rowley, en la localidad de Amesbury.

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Scotland Yard ha tomado el control de la investigación en la que trabajan un centenar de detectives de la brigada nacional antiterrorista, además de agentes de policía de este condado del suroeste de Inglaterra.

Las autoridades británicas no han confirmado si la sustancia detectada en la pareja de Amesbury procede de la misma remesa de gas neuroparalizante empleada en el ataque contra los Skripal el pasado marzo.

"No estamos preparados a decir si el agente nervioso era del mismo lote del que fueron expuestos los Skripal", ha declarado el subjefe de Scotland Yard, Neil Basu.

La agencia de protección sanitaria ha recomendado tomar precauciones a los residentes de la zona aunque asegura que "no hay riesgo significativo para el amplio público".

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Serguéi Skripal, exoficial de la inteligencia militar rusa reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia, fueron hallados inconscientes cerca de un centro comercial en la ciudad británica de Salisbury.

Nada más abierta la investigación, que según Scotland Yard se prolongaría por varios meses, Londres responsabilizó a Moscú de estar detrás del envenenamiento y catalogó el arma como un neuroparalizante de la clase Novichok, supuestamente desarrollada por químicos rusos.

Moscú rechaza las acusaciones de Londres, que considera infundadas, y sigue reclamando acceso a las pruebas para poder colaborar con la investigación.

También insiste en el acceso consular a los Skripal, habida cuenta de que los dos mantienen nacionalidad rusa. Si no necesitan ayuda, deberían decirlo en persona para eliminar las sospechas de que se trata de una detención forzada o un secuestro, según la Cancillería rusa.

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