La zona de alienación de Chernóbil es un área de unos 4.300 kilómetros cuadrados entre Bielorrusia y Ucrania que todavía sufre los efectos del accidente nuclear de 1986. Desde entonces y dada la radiación, poco se sabe de cómo se ha desarrollado la vida salvaje dentro del territorio.
En febrero de 2015, un equipo de investigadores de la Universidad de Missouri (Estados Unidos) logró equipar con GPS a 14 lobeznos nacidos en la zona de alienación. No ha sido hasta ahora cuando uno de ellos ha salido de allí.
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Según el estudio, comenzó a alejarse poco a poco de su hábitat unos tres meses después de que los científicos comenzaran a seguir sus movimientos. Durante el transcurso de 21 días, el animal ha recorrido unos 300 kilómetros fuera de la zona de exclusión.
Precisamente porque la población de lobos sigue creciendo en esa zona de 4.300 kilómetros cuadrados, los investigadores creen que llegará un momento en el que comiencen dejar la zona otros ejemplares.
Por ahora, todos los lobos a quienes les siguen el rastro presentan "cuatro patas, dos ojos y una cola y no emiten luz de color verde", ha asegurado Byrne a Live Science.
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Actualmente no se sabe nada sobre las posibles alteraciones genéticas que pudieran haber surgido de vivir en una zona irradiada, por lo que el viaje de este lobo solitario será, posiblemente, el punto de partida de otros estudios que investiguen las consecuencias de la catástrofe.