Una deuda muy baja
Este dato llamó la atención de la directora del FMI, Christine Lagarde, que señaló en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF) que la deuda nacional de Rusia parece "sustancialmente baja" y recomendó pedir más préstamos, por supuesto, dentro de límites razonables. El interés del FMI, en general, es comprensible: se trata de una organización acreedora.
La posición del Banco Central es diferente: la principal fuente de financiación para el crecimiento de la economía de Rusia debería ser "inversión y no el capital de deuda".
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Más deudas, más problemas
Si la situación económica internacional se deteriora repentinamente, la deuda externa se convertiría en un gran problema. Cuanta más pequeña es la deuda, menor es el riesgo de un 'default' ante las perturbaciones globales. Los economistas consideran que la estructura de la deuda rusa es adecuada: el 33% del PIB.
Toda la deuda externa es comparable con el tamaño de las reservas rusas (450.000 millones de dólares). Por lo tanto, el sistema financiero ruso puede en cualquier momento comprarla a los extranjeros.
La deuda externa en sí no puede causar un 'default', ya que el Estado toma nuevos préstamos para mantener los viejos. Pero hay cada vez menos inversores que quieren financiar la economía estadounidense.
La enorme deuda de EEUU sigue creciendo y la imprenta continúa funcionando. Es por eso que la moneda estadounidense se vuelve menos atractiva para los inversores, señaló el multimillonario e inversionista estadounidense Jim Rogers.
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Riesgos minimizados
En Rusia, la situación es diferente.
"Ahora el principal generador de la deuda externa no es el Estado (con el 15% de la deuda), sino las empresas", explicó Serguéi Jestánov, asesor del director general de macroeconomía de Otkritie Broker.
"Ahora los mercados emergentes están en una situación difícil: hay una salida de capitales y unas deudas altas en dólares que son una carga grande para la economía nacional. En Rusia este riesgo se elimina casi por completo", señaló Alexandr Egórov, estratega de divisas de Teletrade.
Rusia tampoco necesita fondos prestados a causa de un presupuesto libre de déficit. En 2018, se espera un superávit por primera vez en siete años. Según las estimaciones del Ministerio de Finanzas, los ingresos estatales superarán los gastos en más de medio billón de rublos.
Pedir préstamos con cuidado
Una pequeña deuda significa que la economía está lidiando con sus problemas por su propia cuenta y pagando menos intereses de los fondos prestados. Pero existe una desventaja: se limitan los recursos necesarios para el desarrollo económico. La condición principal es que los fondos prestados se destinen a proyectos útiles y rentables.
El Banco Central ruso no se niega a pedir préstamos. En el primer trimestre de este año, los extranjeros concedieron a Rusia alrededor de 17.000 millones de dólares a través de eurobonos soberanos.
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No obstante, los economistas señalan que es hora de cambiar el "centro de gravedad" del endeudamiento externo y utilizar deuda interna. Las condiciones son bastante adecuadas: las tasas de interés están cayendo y la inflación se encuentra en mínimos históricos.