"En Rusia las compañías extranjeras liberaron una parte significativa del mercado, y vimos la oportunidad de desarrollar nuevas tecnologías, porque anteriormente esta parte del mercado pertenecía solo a las compañías estadounidenses, y no tuvimos ni un chance de entrar en estos segmentos", dijo Perelman al destacar que "desde este punto de vista las sanciones tuvieron una influencia positiva".
Las relaciones entre Moscú y países occidentales empeoraron a raíz de la situación en Ucrania y la adhesión de Crimea a Rusia tras el referéndum celebrado en marzo de 2014, en el que más del 96% de los votantes avaló esta opción.
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Ese mismo año, Estados Unidos, la Unión Europea y otros países aprobaron varios paquetes de sanciones contra Rusia.
En agosto de 2017, EEUU endureció sus sanciones financieras, introduciendo restricciones adicionales a suministros a Rusia de bienes y tecnologías para producción de crudo.
En la lista negra estadounidense figuran los gigantes rusos como la energética Gazprom, la petrogasista Gazprom Neft y la petrolera Rosneft, entre otros.
El pasado 6 de abril, Washington volvió a extender sus restricciones financieras a 38 ciudadanos y compañías privadas y públicas de Rusia, entre ellos el director general de la petrogasista Surgutneftegas, Vladímir Bogdánov, el presidente de Gazprom, Alexéi Miller, y la empresa de servicios petrogasistas Gazprom Burenie.
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Bajo jurisdicción estadounidense, los activos de estas personas y empresas quedan embargados y las transacciones financieras con ellas, prohibidas.