El embajador participó en una reunión del organismo en la que se abordaron los resultados preliminares de la segunda investigación del JIT, según los cuales el misil del sistema antiaéreo Buk que derribó al Boeing malasio provenía de las Fuerzas Armadas de Rusia.
El diplomático recordó que el consorcio ruso Almaz-Antey, fabricante de los Buk, publicó previamente un informe en el que expone los resultados de una investigación propia, según los cuales el avión malasio fue derribado desde una zona controlada por el Ejército ucraniano.
"¿Por qué esos materiales fueron ignorados en el informe final del Consejo de Seguridad de Países Bajos sobre los accidentes técnicos de los Boeing?", indagó el funcionario.
Lukashévich aseguró que, no obstante, Moscú está dispuesto, como antes, "a apoyar la pesquisa para lograr que se descubra la verdad sobre la tragedia y se castiguen a los verdaderos culpables".
Para el funcionario, resulta incomprensible que la investigación de la tragedia se basara en la dudosa labor del equipo británico de investigación periodística Bellingcat, ya anteriormente acusado de tergiversar datos.
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Lukashévich denunció que el JIT, por alguna razón, no mencionó en la rueda de prensa la ayuda brindada por Rusia, y presentó su versión de los hechos cuando formalmente la investigación todavía no ha concluido, ya que la Fiscalía rusa todavía está trabajando con dos peticiones de ayuda jurídica.
El 17 de julio de 2014, el vuelo MH17 de la compañía Malaysia Airlines que se dirigía de Ámsterdam a Kuala Lumpur, fue alcanzado por un misil cuando sobrevolaba la provincia de Donetsk, en el este de Ucrania, zona convulsionada por los enfrentamientos entre las tropas ucranianas y las milicias.
Nadie sobrevivió de las 298 personas, en su mayoría holandeses, que viajaban a bordo de la aeronave.