"No nos fiaremos de ellos, queremos comprobarlo, pero ellos no nos permiten", dijo el canciller ruso, agregando que Moscú conoce muy bien el precio que tienen las declaraciones de Londres, por la experiencia de situaciones anteriores.
El canciller ruso advirtió que su país no dejará pasar inadvertidas las violaciones de las normas diplomáticas que tuvieron lugar y si Occidente relaciona un futuro cambio de su política con que Moscú se reconozca culpable de todos los "pecados mortales" habidos y por haber, significaría que allí "han desaparecido los expertos en Rusia del todo".
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Serguéi Skripal, un exoficial de la inteligencia militar rusa reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia fueron hallados el 4 de marzo inconscientes cerca de un centro comercial en la ciudad de Salisbury (sur del Reino Unido).
Apenas empezada la investigación, que según Scotland Yard tardará varios meses, Londres responsabilizó a Moscú de estar detrás del ataque, alegando que la sustancia con la que los Skripal fueron envenenados fue fabricada en Rusia.
Moscú rechaza las acusaciones de Londres que considera infundadas y reclama acceso a las pruebas para poder colaborar con la investigación.