"Creemos que Google no debería participar del negocio de la guerra. Por eso, pedimos que el Proyecto Maven sea cancelado y que Google redacte, publicite y haga cumplir una política clara que establezca que ni Google ni sus contratistas jamás construirán tecnología bélica", comienza la misiva, publicada en el New York Times.
Esta preocupación fue expresada por canales internos, y en esa ocasión la ejecutiva Diane Greene respondió "asegurando que la tecnología 'no operaría ni pondría drones en vuelo' y 'no será utilizada para lanzar armamento'", según explican los trabajadores.
"Mientras que esto elimina un conjunto limitado de aplicaciones directas, la tecnología será construida para el ámbito militar, y una vez que se entregue, podría ser fácilmente utilizada para asistir en estas tareas. Este plan dañará de manera irreparable la marca Google y su capacidad de competir por talento", expresaron, al tiempo que pidieron "cancelar inmediatamente" el proyecto.
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Google, afirman los empleados, "está esforzándose para conservar la confianza del público entre miedos crecientes de inteligencia artificial sesgada y armada". Por eso, "sumarse a los rangos de compañías como "Palantir, Raytheon y General Dynamics" sería algo negativo para la compañía.
"El argumento de que otras firmas, como Microsoft y Amazon, están participando también, no hace que esto sea menos riesgoso para Google. La historia única de Google, su eslogan —'no seas malvado'— y su llegada directa a miles de millones de usuarios la ponen en otro sitio", aseveran.
Las implicaciones morales de las tecnologías "no pueden ser derivadas" a terceros, en conformidad con valores corporativos, según los cuales todos los usuarios deben confiar en la marca.
"Nunca pongan eso en juego. Este contrato pone la reputación de Google en juego y se coloca en oposición directa a nuestro núcleo de valores", concluyen.