"Desgraciadamente, hoy podemos constatar que nosotros no compartimos prácticamente nada de nuestra agenda global estratégica con la de Occidente, así que, por supuesto, la diplomacia no puede jugar el papel que está llamada a interpretar", dijo el vicecanciller.
Asimismo, Grushkó dijo que Moscú ve con inquietud las acciones de Washington contra Rusia.
Al intervenir en una reunión del Club de Debates Valdái, el diplomático calificó de "muy preocupantes" algunos documentos estratégicos que se publican en EEUU.
"Nos enumeran entre sus adversarios, dicen sin ambages que procurarán asegurarse la superioridad en el ámbito militar y en la economía", señaló Grushkó.
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Acto seguido, subrayó que Rusia tiene un programa positivo en sus relaciones con EEUU.
"No nos cansamos de repetir que hace falta aunar esfuerzos frente a las amenazas y los retos globales, todos estamos en el mismo barco", aclaró.
Para Grushkó, es muy importante entender las intenciones de la otra parte.
"Una negociación exitosa solo es posible si entiendes las intenciones de la otra parte, entonces sí se puede conversar y buscar puntos de convergencia", afirmó.
El funcionario añadió que la cadena rusa RT y la agencia Sputnik están bajo presión en Occidente porque trabajan de manera eficaz.
En Occidente se recurre con asiduidad a contrarrestar a los medios rusos.
A mediados de noviembre de 2017, el Departamento de Justicia de EEUU incluyó a la cadena rusa RT America en su lista de 'agentes extranjeros' alegando una polémica ley del año 1938 conocida como FARA, y aunque aseguró que la medida no afectaría la labor del medio, más tarde el Congreso estadounidense retiró la acreditación a los periodistas de la cadena.
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La semana pasada, la directora de RT, Margarita Simonián, informó que el canal cesaba sus transmisiones en Washington por haber sido calificado de agente extranjero.
Varios políticos, incluyendo senadores y congresistas estadounidenses y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, han acusado a ambos medios de interferir en las elecciones de EEUU y Francia, sin ofrecer pruebas al respecto.
Grushkó aseguró que Occidente ha dado un golpe deliberado al cuerpo diplomático de su país al expulsar a más de 150 diplomáticos.
Casi una veintena de naciones de la Unión Europea, Canadá, Estados Unidos y otros países ordenaron la salida de los diplomáticos rusos en apoyo de Gran Bretaña que acusa sin pruebas a Moscú del supuesto envenenamiento del agente doble Serguéi Skripal y su hija Yulia de 33 años con una sustancia química el pasado 4 de marzo.
"Se ha llevado a cabo un ataque premeditado a nuestra presencia diplomática en varios países de Occidente, ante todo en Estados Unidos y el Reino Unido", dijo Grushkó al intervenir este 3 de abril en el Club Internacional de Debates Valdái en Moscú.
Con esta medida, señaló, Occidente reconoce la fuerza de la diplomacia rusa.
Grushkó alertó que las acciones occidentales constituyen un desafío a la comunidad internacional y a las relaciones entre las naciones.
"Es de interés de todos los países no tocar los mecanismos diplomáticos que tienen una función muy importante, especialmente en la época de turbulencias", subrayó.
Ese mismo año, EEUU, la Unión Europea y otros países aprobaron varios paquetes de sanciones contra Rusia.
Moscú, que respondió a las sanciones con un embargo alimentario, ha subrayado en reiteradas ocasiones que no es parte del conflicto en Ucrania.
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El incidente con los Skripal se produjo a pocos kilómetros del laboratorio militar de Porton Down, la planta química más hermética de Reino Unido que desarrolló el agente nervioso VX con el que en un aeropuerto de Malasia en febrero de 2017 fue asesinado Kim Jong-nam, el hermano del líder norcoreano Kim Jong-un.
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Serguéi Skripal había sido reclutado por la agencia británica de espionaje MI6 en los años 1990 cuando servía en el Ejército ruso.
El incidente con los Skripal se sumó a los controvertidos casos de Alexandr Litvinenko y el magnate Borís Berezovski, dos rusos huidos que murieron en el Reino Unido en circunstancias misteriosas.
Desde entonces, el Reino Unido y otros 28 países, así como la OTAN, expulsaron a un total de 153 diplomáticos rusos como medida de represalia.
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Rusia, que considera infundadas las acusaciones, respondió de manera simétrica a 26 países, al ordenar la expulsión de su territorio de 143 diplomáticos extranjeros.
Además, se reservó el derecho de respuesta a los tres países restantes —Bélgica, Hungría, y Georgia— unos de los últimos en sumarse a las medidas antirrusas por el caso Skripal.