Los participantes de esta travesía rompieron tres motosierras mientras trataban de separar la gran plataforma de hielo y utilizaron una lancha a motor para empujar la placa río abajo.
A medida que la 'balsa' navegaba por el Don, los organizadores —que de hecho no eran fanáticos de la adrenalina sino ingenieros, contadores y abogados— tocaban la guitarra y disfrutaban de una fogata.
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