"Tras el ataque en Salisbury necesitamos nuevas medidas en la frontera para detener a las personas que, según consideramos, actúan en nombre de Estados enemigos", dijo el ministro en declaraciones a la emisora Radio 4.
Wallace reveló que se estudia ampliar las facultades de los servicios de seguridad en la lucha contra el terrorismo en el marco de la ley sobre la lucha antiterrorista que está en fase de elaboración.
Londres declaró que fueron envenenados con la sustancia neuroparalizante A234 de procedencia rusa, pero Moscú lo niega rotundamente.
El director del Departamento de No Proliferación y Control de Armas del Ministerio de Exteriores de Rusia, Vladímir Ermakov, comentó la semana pasada que Moscú califica como atentado el ataque en Salisbury.
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Para Moscú, el atentado es obra de Londres, y si no es así significa que Londres es incapaz de garantizar la seguridad en el territorio británico.
El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, aseguró que Moscú está preparado para cooperar con las autoridades británicas si Londres respeta el procedimiento establecido para tales investigaciones en la Convención sobre Armas Químicas.
El presidente ruso, Vladímir Putin, declaró la semana pasada que es una tontería pensar que Rusia pudiera atentar contra los Skripal de cara a las elecciones presidenciales y la Copa Mundial de Fútbol.
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Subrayó que Rusia no tiene sustancias tóxicas de grado militar y fue la primera en destruir sus armas químicas bajo el control de los observadores internacionales, mientras que algunos de sus socios occidentales lo prometieron hacer pero todavía no han cumplido con sus compromisos.