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Putin aplastó la injerencia de Occidente

Los números son diáfanos: más de 56 millones de votos, casi el 77% del electorado ruso, decidió que lo mejor para su país es que Vladímir Putin siga siendo quien dirija sus destinos. Todo, pese a las injerencias lanzadas desde Occidente hasta último momento, y que incluyó la expulsión de 23 diplomáticos rusos de Reino Unido por el caso Skripal.
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Todo fue histórico este 18 de marzo, comenzando por la votación récord que recibió Putin que rompió las marcas que había hasta el momento. También fue récord el número de observadores internacionales presentes, más de 1500, quienes se expresaron en muy buenos términos respecto a la organización del proceso democrático de los comicios. Así lo declaró el jefe del Comité de Asuntos Internacionales del Senado ruso, Konstantín Kosachov, quien destacó que los resultados de estas elecciones "serán otro potente instrumento de defensa de la soberanía de Rusia y contra la injerencia en nuestros asuntos internos".

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Para el presidente de la Consultora Ekai Center, Adrián Zelaia, éstos números reflejan "un alto nivel de cohesión social en el propio pueblo ruso. Frente a la fragmentación electoral a la que estamos acostumbrados en los países del occidente europeo, esto demuestra que hay un consenso muy alto dentro de la propia sociedad rusa con respecto a lo que creen que desde su Gobierno se tiene que hacer".

Para el analista, los resultados de estos comicios también representan "una valoración muy positiva de la gestión de Vladímir Putin en dos sentidos: por un lado de la propia eficiencia con que ha desarrollado su trabajo. En circunstancias muy difíciles ha sabido gestionar perfectamente los tiempos, ha sabido encajar golpes cuando ha sido necesario, ha sabido explicar perfectamente a su pueblo qué es lo que estaba sucediendo, y qué es lo que Rusia podía y debía hacer. Y además de esta eficiencia, ha coronado esta actuación perfectamente desde un punto de vista estratégico con los grandes objetivos que ha marcado a su gestión, y que son también los que el pueblo ruso ha visto como objetivos propios".

Para entender esta decisión del pueblo ruso de seguir confiando en Putin, Zelaia echa mano a la historia reciente.

"Teniendo en cuenta con una cierta perspectiva lo que ha pasado durante los últimos casi 20 años, de una forma u otra Vladímir Putin ha estado relacionado con la gestión estratégica de Rusia, (…) y ha sabido interpretar lo que sucedió en Rusia en los años '90 (década de 1990), y qué era lo que Rusia tenía que hacer para darle la vuelta a esta situación". 

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En este sentido, el experto incide en que Putin "consiguió liberar a Rusia de esa oligarquía financiera que estaba destruyendo al país durante toda una década. Y después él (Putin) también fue consciente de que precisamente por haber tomado esas medidas, iban a sufrir el acoso de Occidente, y fue capaz de preparar a Rusia durante años para hacer frente a ese acoso, fortaleciendo a Rusia desde una perspectiva fundamentalmente política y militar". En este sentido, es sintomático que el 100% de los soldados rusos apostados en Siria votaran por el actual jefe de Estado de Rusia.

Y por si fuera poco, y por si fuera aún necesario legitimar el sentido de pertenencia de los habitantes de Crimea al seno de Rusia, su electorado envió un mensaje claro a quien quiera escucharlo: más del 92% votó por Putin. 

"Esto es una muestra clarísima de cuál es la voluntad popular en Crimea, y la diplomacia occidental debería actuar en coherencia con ello. Sin embargo, esto no va a pasar porque la opinión pública occidental va a tener información muy limitada y muy sesgada sobre esta actuación concreta", observa Zelaia.

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Y fue tal el aturdimiento de la UE ante los resultados incontestables de la contienda electoral en Rusia, que al día siguiente de los comicios, como dando la sensación de estar perdidos en el espacio-tiempo, la primera declaración de la diplomacia del bloque fue que "La Unión Europea condena enérgicamente el ataque contra Serguéi y Yulia Skripal en Salisbury, Reino Unido, el 4 de marzo de 2018, que también dejó un policía gravemente enfermo". 

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Para enfatizarlo, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, manifestó: "Está absolutamente clara nuestra solidaridad completa con el Reino Unido y nuestra extrema preocupación por lo sucedido, es absolutamente inadmisible". Lo dijo momentos previos a una reunión de los ministros de Exteriores de los países comunitarios. Tal vez no se habían dado cuenta de que los comicios en Rusia ya se habían realizado y que ningún discurso ya podía interferir en la voluntad del pueblo ruso.

En esa misma mañana, el senador ruso Alexei Pushkov lanzó un mensaje a través de su cuenta de Twitter, y que explica la ineficacia de la injerencia de Occidente en las presidenciales rusas: "La demonización de Putin en Occidente ha tenido el efecto opuesto en Rusia: una concentración sin precedentes de ciudadanos en torno a su persona, las elecciones lo han confirmado", tuiteó el senador.

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"Es evidente que el pueblo ruso ha percibido lo que ha estado ocurriendo en los últimos años. Toda esta actuación ante el suceso de Salisbury, absolutamente desproporcionada y desde un punto de vista diplomático, sin pies ni cabeza, sólo se puede explicar por un lado: porque la situación de los medios de comunicación tradicionales en Occidente tiene muy poco que ver con la de hace décadas, la pluralidad ha desaparecido, las grandes empresas, la oligarquía financiera ha conseguido controlar todos los grandes medios que están respondiendo de una forma unívoca a las consignas de la élite financiera", explica el analista. 

"Esto provoca que los 'agentes políticos' se sepan perfectamente cubiertos a la hora de lanzar mensajes, a la hora de distorsionarlos, a la hora de actuar de forma disparatada en política, porque saben que siempre que sea dentro de esos grandes objetivos de la élite financiera, van a tener total cobertura y no se les va a cuestionar absolutamente nada. Y esto es lo que explica que este tipo de situaciones se sigan produciendo", concluye Adrián Zelaia.

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