Los datos del Servicio Federal de Aduanas (FTS, por sus siglas en ruso), citados por Izvestia, apuntan a que en 2017 los volúmenes de exportación de juguetes alcanzaron las 15.800 toneladas, en contra de las 11.700 toneladas de 2014. Según la misma entidad, al cierre del año entre los cinco principales compradores se ubicaron vecinos como Kazajistán (con un total de $59,3 millones), Bielorrusia ($27 millones), Ucrania ($8 millones), así como países más lejanos como EEUU ($4,8 millones) y Polonia ($4,4 millones).
Y es que en la Unión Económica Euroasiática (UEE) existen reglamentos muy estrictos que regulan la producción de objetos infantiles, en especial la ley 'Sobre la seguridad de los juguetes', aprobada en 2012. Desde el Ministerio agregaron que el proceso de acreditación de los laboratorios y manufacturas dedicadas a la producción de juguetes es perfeccionado cada año.
Para la presidenta de la Asociación de Productores de Artículos Infantiles, Antonina Tsitsulina, otro factor importante ha sido el incremento del comercio por internet. Los padres de todo el mundo encargan juguetes rusos que ganan en calidad a sus análogos chinos. Al mismo tiempo, los productores rusos ya han llenado los estantes del país y han puesto mayor énfasis en el mercado internacional.
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