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Centros comerciales: ¿se los come el e-commerce?

El crecimiento avasallante del e-commerce está convirtiendo en auténticos cementerios del consumismo a los centros comerciales en EEUU y Europa. Un fenómeno que también pasa por encima a las tiendas tradicionales, que en los últimos tiempos se cuentan por miles las que han bajado la cortina en silencio. Pero nadie se rinde en esta guerra.
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En EEUU y Europa, el código binario está acorralando y ganándole la guerra a los centros comerciales. Colapso o apocalipsis son los vocablos utilizados para describir la situación actual del sector del 'retail' que está contra las cuerdas.

Y es que de acuerdo a un informe presentado en EEUU por Green Street Advisors, empresa de investigación inmobiliaria, a medida que los minoristas anuncian cierres de tiendas a la velocidad de la luz, otras firmas, que también alquilan locales en los centros comerciales, achican su presencia en silencio, al optar, sin avisar, por no renovar los contratos que caducan. La gravedad situación se constata en el hecho de que son estas tiendas o empresas, que suelen ser más pequeñas, las que conforman una parte relevante de los ingresos de los centros comerciales.

El economista José Luis Carretero Miramar opina que "hay una transformación profunda de toda la experiencia de compra y venta en relación a los últimos años, sobre todo cuando son movimientos que son plenamente interdependientes".

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Pero el "retail" ya comenzó a lanzar golpes para defenderse. Al mejor estilo de la homeopatía, el segmento de la venta física comenzó a servirse del principio de similitud para atacar su enfermedad, y de paso a sus contrincantes. Y para ello, en su transformación está tomando para sí la herramienta que define al comercio electrónico: la venta online.

Así las cosas, en junio del pasado año, Amazon — que en términos comerciales es considerada la minorista online más grande de EEUU —, dio el primer golpe: compró la cadena de supermercados de comida orgánica Whole Foods por 42 dólares por título, o 13.700 millones de dólares, incluyendo la deuda de la compañía. Por contrapartida, el principal competidor de Amazon a nivel terrenal, la minorista Walmart, compró la compañía online de ropa masculina Bonobos.

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También el año pasado, pero en septiembre, publicaciones especializadas especulaban con que Amazon podría repetir en Europa con Carrefour, la misma jugada que hizo en EEUU con Whole Foods. Pero sólo dos meses después, Carrefour contestó a estas especulaciones montando un negocio millonario a base del despido de 100 trabajadores y convirtiéndoles en franquiciados de sus tiendas Carrefour Express. Entre pitos y flautas, Carrefour ingresó 40 millones de euros.

Y esta semana, en la conocida como estrategia anti-Amazon, Carrefour presentó su último plan para reactivar su negocio. Grandes ahorros de costes, miles de recortes de empleos, cierre de oficinas centrales, reducción de gastos de capital y de personal, venta de activos no esenciales, y cierre de tiendas. Al mismo tiempo, invertirá 2.800 millones de euros en digital con el fin de generar 5.000 millones de euros en ventas de alimentos en línea para el año 2022. Abrirá 2.000 tiendas de conveniencia y buscará aumentar sus ventas de alimentos frescos y orgánicos, con el objetivo de captar al cliente millennial.

Para Carretero Miramar toda esta serie de movimientos son "generados por las grandes 'ballenas' de esos mercados, constituidos por esas grandes plataformas online, o las grandes cadenas de supermercados tradicionales, que están tratando de sobrevivir en un mercado cada vez más dinámico, cambiante e interdependiente, y sobre todo, cada vez más competitivo (…) en el cual nadie se puede quedar atrás".

Ante este panorama, y previendo que se les viene la noche, La Asociación Nacional Grandes de Empresas de Distribución de España, ANGED, que integra a empresas como El Corte Inglés, Carrefour o Ikea, volvieron a la carga para exigir un nuevo marco normativo moderno y flexible para competir con grandes operadores 'online' — Amazon entre ellos —, y que responda a la realidad del mercado.

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Dicha Asociación incidió en que "por desgracia, buena parte de la legislación comercial ha quedado anclada en el siglo XX: mientras que una parte del comercio está sujeto a un corsé estricto que afecta a aspectos clave como los horarios, la fiscalidad o la libertad de establecimiento, grandes operadores 'online' quedan al margen, convirtiendo en ventajas competitivas las limitaciones del resto", señala la patronal de las grandes empresas de distribución.

En este sentido, el economista explica que "hay toda una serie de mecanismos, de avances tecnológicos que han permitido nuevas formas de producir, de relacionarse, de comerciar, y al mismo tiempo hay una legislación que está pensada para una economía 'Fordista'. Una economía que tenía Europa desde los años '40 hasta los años '70 (del siglo pasado), que se abrió después, se liberalizó en el entorno del llamado neoliberalismo en las siguientes décadas, pero que no se ha adaptado profundamente a lo que son las transformaciones productivas de los últimos tiempos".

Ante este escenario en que se están produciendo innovaciones tecnológicas todo el tiempo, "estamos ante una auténtica guerra comercial  tremenda para ver quiénes serán las futuras 'ballenas', los futuros gigantes del mercado", concluye José Luis Carretero Miramar.

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