"Semejante paranoia afecta no solo las relaciones bilaterales ruso-estadounidenses, perjudica además a EEUU, pues, al convertirse en una obsesión, no crea condiciones confortables para un desarrollo social adecuado", dijo el portavoz en una rueda de prensa.
El Congreso de EEUU está investigando la supuesta injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016, que habría incluido hackeos, filtraciones y uso de medios de información y redes sociales a favor del candidato republicano.
También el Buró Federal de Investigaciones (FBI) lleva a cabo una pesquisa, conducida por el consejero especial Robert Mueller, sobre la presunta colusión entre el equipo de campaña de Trump y Rusia.
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El Gobierno ruso ha refutado repetidamente esas acusaciones, a las que tacha de absurdas y de intentos de distraer la atención del público estadounidense de otros asuntos internos.