El medio estadounidense se pregunta cómo es que Pyongyang logró lanzar misiles balísticos intercontinentales capaces de volar más de 12.000 kilómetros.
Según Sanger y Broad, las investigaciones de analistas estadounidenses fracasaron debido a la subestimación de la devoción del líder norcoreano al desarrollo del armamento nuclear.
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No obstante, los columnistas destacan que las instituciones de inteligencia y seguridad nacional no son las únicas en incumplir sus obligaciones. Además, los políticos responsables de la resolución del conflicto coreano fueron los que no pudieron hacer frente al problema antes de que saliera fuera de control.
Mientras tanto, Kim Jong-un está cada vez menos dispuesto a negociar sobre desnuclearización. Si su antecesor Kim Jong-il consideraba el armamento nuclear como una moneda de cambio para conseguir la normalización económica y política y fomentar confianza de EEUU, su heredero ahora lo percibe como orgullo nacional capaz de defender su autoridad en Corea del Norte de cualquier agresor, sobre todo de Washington.
El medio destaca que este escenario parece poco probable, dado que Kim debe ver con cierto escepticismo las perspectivas de que todo el mundo llegue a recibir a su país con los brazos abiertos, una vez abandonado el armamento nuclear, teniendo en la memoria el destino del líder libio Muamar Gadafi, que aceptó las propuestas de Occidente solo para resultar asesinado en una violenta rebelión incitada y apoyada desde el extranjero, que echó a su país en un estado de caos.
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