Recientemente, los medios locales informaron que Stephen Banks, actual embajador de EEUU en Kosovo, mostró preocupación por el hecho de que los parlamentarios kosovares estén reconsiderando su decisión sobre la creación de un juzgado especial.
Varios especialistas, consultados por el periódico ruso Rossiyskaya Gazeta, explicaron que esta advertencia viene después de que Pristina intentara socavar los planes de Washington de lanzar una investigación de la acciones cometidas por el Ejército de Liberación de Kosovo.
"Kosovo se arriesga a perder a su principal aliado: a EEUU, aliado que tiene desde el momento en que logró su independencia", subrayó el analista kosovar Ilir Ibrajimi.
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Los representantes de la Unión Europea en la autoproclamada república comparten la misma visión.
"Cualquier intento de cambiar esta ley obligará a Kosovo a dar un viraje en su camino hacia la integración euroatlántica y dañarán sus relaciones con su amigos más cercanos", señaló Christian Heldt, embajador de Alemania en Kosovo, a la vez que destacó que el establecimiento de un juzgado especial es muy importante para conseguir que "se establezca el imperio de la ley en la república".
Washington y Bruselas apoyaron esta iniciativa de forma directa para poder controlar los procesos en los que el presidente kosovar, Hashim Thaci, y el primer ministro, Ramush Haradinaj, —ambos excomandantes del Ejército de Liberación de Kosovo— serían los principales sospechosos.
"Los políticos occidentales aseguraban a sus pupilos que el funcionamiento del nuevo tribunal en la Haya se realizaría de acuerdo con la legislación kosovar, lo que permitiría evitar demandas de parte de Rusia y Serbia que insisten en llevar este caso al Consejo de Seguridad de la ONU", sostuvo el periodista Alexandr Borísov en su artículo para Rossiyskaya Gazeta.
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Dgevad Galiashevic, experto bosnio en materia de seguridad, señaló que los Gobiernos occidentales son socios y cómplices del Ejército de Liberación de Kosovo.
Elena Ponomareva, profesora del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, también investigó las actividades realizadas por el Ejército de Liberación de Kosovo. Según sus investigaciones, esta organización, creada entre 1998 y 1999, gozaba del apoyo de distintas estructuras de inteligencia occidentales y llevaba a cabo una guerrilla contra los militares y las fuerzas policiales para conseguir separar a Kosovo y Metohija de Serbia.
"Es importante entender que un Kosovo independiente es no solo una maravillosa base para el tránsito de actividades criminales sino una despensa de recursos".