Sputnik hace un repaso histórico de las bombas y naciones que utilizaron estos proyectiles.
URSS — 9.400 kilogramos
En los años de la Segunda Guerra Mundial, la bomba más pesada utilizada por la Unión Soviética fue la FAB-5000NG —de cinco toneladas—, que cargaba en su interior 3.200 kilogramos de una mezcla altamente explosiva de trinitrotolueno, hexógeno y aluminio. El descomunal peso del proyectil supuso todo un reto para los ingenieros soviéticos.
Las FAB-5000NG fueron arrojadas sobre Konigsberg (actual Kaliningrado) y Helsinki y se sabe también que se utilizaron durante la batalla de Kursk, en verano de 1943. Esta fue la mayor batalla de la historia y supuso la última ofensiva del Ejército nazi contra la URSS. En aquel episodio de la guerra, la FAB-5000NG fue utilizada contra concentraciones de tropas alemanas, nudos de transporte y posiciones fortificadas.
Después de la Segunda Guerra Mundial, esta bomba evolucionó hasta la FAB-9000 M54, de 9.407 kilogramos.
Este proyectil fue activamente utilizado durante la operación soviética contra los muyahidines de Afganistán. Los grupos radicales cavaban extensas redes de túneles en las montañas y podían ser alcanzados solo con este tipo de proyectiles superpesados. No obstante, la experiencia afgana demostró que los nuevos proyectiles antibunker de tipo KAB, de menor calibre pero con una mayor penetración, eran más efectivos, razón por la cual las FAB poco a poco fueron cediendo el protagonismo.
EEUU — 9.500 kilogramos
El uso activo de bombas superpesadas por parte de EEUU se remonta a la Guerra de Vietnam. La aviación estadounidense utilizó entonces las BLU-82 de 6.800 kilogramos, apodadas comúnmente como Daisy Cutter —del inglés 'segadora de margaritas'—. Inicialmente estos proyectiles estaban destinados a despejar áreas en la jungla para el aterrizaje de helicópteros. Sin embargo, inmediatamente después de su puesta en servicio, las BLU-82 se usaron para 'segar' las unidades del enemigo. Curiosamente, los aviones que transportaban estas bombas superpesadas no eran bombarderos, sino aeronaves de transporte aéreo C-130 Hercules.
La última vez que se usaron las BLU-82 fue durante la operación en Afganistán. Al igual que hicieron los soviéticos dos décadas antes, los estadounidenses utilizaron las BLU-82 para destruir la red de túneles de los talibanes en las montañas.
En abril de 2017, EEUU informó de que había usado en Afganistán la GBU-43/B, conocida como 'la madre de todas las bombas'.
Según el Pentágono, esta bomba —de 9,5 toneladas— destruyó un complejo de túneles de Daesh en la provincia de Nangarhar, en la frontera con Pakistán.
Reino Unido — 9.980 kilogramos
Durante la Segunda Guerra Mundial, quienes batieron el record en cuanto a bombas superpesadas fueron los británicos, que crearon las llamadas bombas sísmicas. Según el concepto desarrollado por el ingeniero aeronáutico Barnes Wallis, estas bombas debían ser lanzadas sobre las posiciones estratégicas del enemigo desde una gran altura. Durante su caída libre, el proyectil superaba la velocidad del sonido y penetraba unos 40 metros bajo tierra. Su detonación en el subsuelo causaba unos temblores similares a los de un terremoto, lo que destruía todas las infraestructuras a su alrededor y ocasionaba unas bajas civiles relativamente pequeñas.
Fue entonces cuando se aprobó la idea inicial de Wallis y se comenzaron a fabricar las bombas denominadas Grand Slam (del inglés 'gran golpe') de casi 10 toneladas.
Durante las pruebas, estas bombas dejaron en el lugar de impacto cráteres de 9 metros de profundidad y 38 metros de diámetro. En los últimos meses de guerra, gracias a los Grand Slam, fue posible destruir el refugio para submarinos nazis de Valentin, el más grande dentro de Alemania.