En un estudio presentado por científicos británicos del Centro de Investigación en Optoelectrónica (ORC) de la Universidad de Southampton se ha almacenado, en un cristal, la información del ADN de todo un ser humano, lo que podría servir para traer de vuelta a la humanidad en caso de su extinción.
El equipo, dirigido por el profesor Peter Kazansky, utilizó láseres ultrarrápidos para imprimir datos sobre el genoma humano, que representa todo el conjunto de instrucciones del ADN que se encuentra en una célula.
Los cristales de memoria 5D, a diferencia de otros formatos de almacenamiento que se deterioran con el tiempo, pueden guardar hasta 360 terabytes de información sin perderla, incluso a altas temperaturas, durante miles de millones de años. El cristal no se ve afectado por la exposición prolongada a la radiación cósmica y también puede soportar impactos directos de gran fuerza.
El cristal 5D se guarda en el archivo de la Memoria de la Humanidad, una cápsula del tiempo especial situada en una cueva de sal en Hallstatt (Austria).
© Foto : University of Southampton
La longevidad de los cristales significa que sobrevivirán a los humanos y a otras especies. En la actualidad es imposible crear sintéticamente seres humanos, plantas y animales utilizando únicamente información genética, pero en los últimos años se han producido avances significativos en biología sintética.
"El cristal de memoria 5D abre la puerta a que otros investigadores creen un depósito perpetuo de información genómica a partir del cual se puedan reconstruir en el futuro organismos complejos como plantas y animales, si la ciencia lo permite", manifiesta Kazansky.
Además, los científicos prestaron atención a cómo podría extraerse información del cristal en un futuro tan lejano. Podría tratarse de inteligencia (biológica o de máquinas), o la información podría encontrarse en un futuro tan lejano que no hubiera un marco de referencia para ello. Para ayudar a quien la encuentre, los investigadores incluyeron una pista visual.
"Una clave visual inscrita en el cristal ofrece al descubridor información sobre qué datos hay almacenados en su interior y cómo pueden utilizarse", explica Kazansky.