De acuerdo con el mencionado informe, que cita a comentarios de ejecutivos de VW, el fabricante alemán podría cerrar entre dos y tres fábricas en territorio de Alemania en el cuarto trimestre.
Cabe destacar que la compañía podría emprender tal paso incluso sin la aprobación del Consejo de Supervisión, lo que implicaría hasta 4.400 millones de dólares de "provisiones por cierre", asumiendo la indemnización de dos salarios anuales por trabajador y algunos otros costos, estiman especialistas. Mientras tanto, el Consejo ya ha bloqueado en el pasado algunos de los esfuerzos de la dirección por reestructurar la empresa.
Pese a ello, como parte de la remodelación, Volkswagen suspendió a comienzos de septiembre un antiguo sistema de garantía de empleo en seis de sus plantas alemanas, chocando con los poderosos sindicatos, que prometieron oponerse ferozmente a cualquier recorte.
Según el análisis, en estas circunstancias "los sindicatos deben sentirse presionados para alcanzar nuevos acuerdos, ya que VW estará en condiciones de forzar despidos".
"Existe el riesgo de que se cierren plantas, pero los sindicatos solo pueden hacer huelga por cuestiones salariales, no por cierres de instalaciones o despidos", explicaron analistas de Jefferies, citados por el medio.
No obstante, pronostica el portal, la decisión de poner fin a los acuerdos de seguridad laboral "prepara a VW para largos enfrentamientos con los representantes de los trabajadores", dado que la mitad de los puestos de su Consejo de Supervisión están ocupados por representantes de los trabajadores, y los mismos "suelen ponerse del lado de los sindicatos".
6 de septiembre, 17:02 GMT
El fabricante alemán está luchando contra el aumento de los costos de producción, causado, entre otros factores, por la renuncia alemana a importar recursos energéticos económicos de Rusia.
A esto se suma la competencia más dura de otras compañías del sector, sobre todo los fabricantes de automóviles chinos liderados por BYD.
A principios de septiembre, el medio ya advertía que los recortes de empleo y el posible cierre de plantas en la industria automovilística de la UE podrían repercutir negativamente en toda la economía comunitaria. Dado que el sector representa el 7% del PIB de la Unión Europea, una nueva crisis podría provocar un efecto negativo en cascada en muchas empresas relacionadas con él.
En tal contexto, desde Jefferies aseguraron que "un plan B que excluya las reducciones de capacidad de producción no existe", resume Reuters.
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