El comportamiento de los bonos del Tesoro estadounidense durante y después del brote global puso en duda la idoneidad de estas obligaciones en términos de seguridad. La investigación sugiere que estos bonos del Tesoro son "poco diferentes de la deuda emitida por países como Alemania, el Reino Unido, Francia o incluso las grandes empresas", detalló un reciente informe de US News.
La investigación subrayó que el Gobierno de EEUU ha disfrutado de un "privilegio exorbitante" para endeudarse ampliamente en el mercado mundial a pesar de sus propias crecientes brechas presupuestarias federales.
"En respuesta al COVID, los inversores del Tesoro estadounidense parecen haber cambiado al modelo de deuda de riesgo a la hora de fijar el precio de los bonos del Tesoro", indicaron Roberto Gómez-Cram, de la Universidad de Nueva York, Howard Kung, de la London Business School, y Hanno Lustig, de la Universidad de Stanford.
Agregaron que los responsables políticos, incluidos los bancos centrales, deberían interiorizar este cambio a la hora de evaluar si los mercados de bonos funcionan correctamente. Los investigadores constataron que los inversores no se abastecieron de bonos del Tesoro, lo que habría aumentado su volumen, sino que rebajaron los valores del Tesoro como hicieron con los bonos de otros países.
"En el arriesgado régimen de deuda, las valoraciones responderán a las perturbaciones del gasto público, lo que puede implicar grandes cambios de rendimiento en los mercados de bonos", explicaron.
En este entorno, las compras de activos a gran escala por parte de los bancos centrales en respuesta a un gran aumento del gasto público tienen implicaciones indeseables para las finanzas públicas, añadieron.
"Estas compras, que proporcionan un apoyo temporal a los precios, destruyen valor para los contribuyentes, pero subvencionan a los tenedores de bonos", concluyeron.