"Hizbulá no tiene intenciones de usar misiles balísticos y de alta precisión contra Israel. Pero podrían usarse en el futuro", destacó Nasrala.
Este 25 de agosto se produjo una escalada militar cuando, tras muchas explosiones en el norte, a las 05.30 (02.30 GMT), Hizbulá afirmó haber lanzado alrededor de 320 proyectiles a Israel, incluso a áreas como Safed y Acre, y a 11 bases militares, como primera fase de su represalia por la eliminación del comandante Fuad Shukr a finales de julio, que a su vez fue una represalia israelí por el bombardeo que mató a 12 niños drusos en Israel a mediados del mismo mes.
En el ataque masivo de la madrugada, detectado previamente por la inteligencia israelí, según informaciones militares, Hizbulá pretendía bombardear zonas centrales del país, incluida la base del Ejército en Tel Aviv.
Mientras el sistema de defensa Cúpula de Hierro interceptaba cientos de proyectiles lanzados desde el sur del Líbano, Israel llevó a cabo un ataque preventivo con más de cien aviones de combate que bombardearon más de mil lanzaderas de proyectiles de Hizbulá, según las FDI, al tiempo que se cerraba el aeropuerto internacional de Ben Gurión durante unas horas.
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que Israel destruyó miles de misiles de corto alcance y drones, ninguno de los cuales logró alcanzar su objetivo.