Con las negociaciones para un acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea encalladas desde hace años, algunos sectores a la interna del bloque europeo parecen querer comenzar a intentar revertir la situación, advirtiendo al resto de la unión sobre la importancia "geopolítica" de mantenerse cerca de los países del Cono Sur sudamericano.
Si bien ninguno de los dos bloques pudo presentar grandes avances últimamente, un artículo del diario británico Financial Times aseguró el 6 de agosto que entre los negociadores de ambos bloque existe un "ímpetu renovado" para poder firmar el acuerdo antes del final del año 2024.
De acuerdo al artículo, diplomáticos europeos entienden que están en condiciones para rever la resistencia que hasta el momento han mostrado principalmente Francia, pero también otros países como Austria, en el marco de políticas para intentar proteger a sus sectores agrícolas.
"Es una necesidad económica y geopolítica", confiaron negociadores europeos al medio, entendiendo que el acuerdo, además de consolidar el comercio, acercaría a las partes en una época de "creciente tensión global".
Julieta Zelicovich, la doctora argentina en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional de Rosario e investigadora del Conicet y Fundar, dijo a Sputnik que si bien las negociaciones continúan porque la consolidación de un acuerdo entre ambas regiones continúa siendo "una necesidad" para todos los involucrados, "el problema del acuerdo no está en el Mercosur sino en el lado europeo".
En ese sentido, la experta recordó que no solo influye el "peso económico y político" que los agricultores tienen en Francia, Austria y Polonia, sino también la forma que la Unión Europea tiene para tomar decisiones, requiriendo que los países a favor representen un número determinado de habitantes del bloque europeo. El requisito no solo convierte a Francia en un "jugador clave", sino que empuja a su principal socio en el continente, Alemania, a evitar un conflicto que lesione la cohesión europea.
Sin embargo, apuntó Zelicovich, las voces recogidas por el artículo del medio británico demuestran que en Europa comienzan a tomar fuerza "nuevas lecturas" en favor del acuerdo y que buscan "movilizar las voces a favor" y poder ejercer una presión equivalente a la de los sectores que hasta ahora se opusieron.
"Ahí es donde cobra fuerza esta ecuación geopolítica y la particular situación en la que se encuentra Europa en la construcción de una reconfiguración global. El Mercosur puede servir a Europa para reducir parte de sus dependencias", explicó la experta.
Zelicovich remarcó que el bloque europeo tiene "una necesidad de diversificar y tener ciertas garantías de robustez y resiliencia de los vínculos comerciales por fuera del eje EEUU-China". El Mercosur aparece a los ojos de esos europeos, entonces, como un actor cada vez más atractivo "como proveedor de minerales críticos y de seguridad alimentaria".
El problema detrás de esto es, señaló la analista, cuál es el modelo que la Unión Europea tiene del Mercosur como proveedor. "Europa le está asignando al Mercosur un rol de exportador con baja agregación de valor. No está poniendo en juego la posibilidad de agregarle valor a la producción", sostuvo.
Eso provoca, por ejemplo, que incluso en las cláusulas en las que ha habido acuerdo, los países europeos hayan buscado establecer cuotas de mercado y exclusiones a sectores específicos que son menos favorables para el Mercosur "de lo que uno desearía en un acuerdo equilibrado".
La experta también explicó que, mientras desde Europa se considera que no lograr un acuerdo con el Mercosur puede acercar a la región sudamericana hacia China, esto no es visto de esta manera desde los países del Mercosur.
"El argumento de un temor al acercamiento del Mercosur hacia China genera más atractivo en Bruselas que lo que el Mercosur tiene para ofrecer, pero, visto desde el Mercosur, es una falsa dicotomía porque hacer un acuerdo con la UE no resta posibilidades de realizar un acuerdo con China", sostuvo Zelicovich.
De hecho, la analista recordó que hay países latinoamericanos que tienen acuerdos comerciales con la Unión Europea, como Chile y México, que también firmaron o han avanzado en concretar acuerdos con el gigante asiático. En julio pasado, cuando asumió la presidencia pro tempore del bloque, el Gobierno de Uruguay volvió a plantear su intención de reactivar las negociaciones con China para concretar un acuerdo con Pekín.
La experta en comercio internacional consideró que, si bien las rondas de negociación continúan periódicamente, hay "bajas chances" de que los dos bloques finalmente concreten el acuerdo, sobre todo por las dificultades a la interna de la UE. Además, recordó que una vez se logre firmar un acuerdo, el proceso de ratificación entre todos los países europeos será extenso, por lo que siempre debe considerarse "algo de muy largo plazo".
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