De acuerdo con el artículo, la industria de defensa norteamericana dio prioridad a la fabricación de municiones de alta tecnología y dejó en el olvido la producción de artillería básica como las municiones de 155 milímetros, las más usadas en las guerras que se están librando hoy en día.
Según la agencia, el Gobierno de Estados Unidos y su industria militar también se enfrenta a la escasez de productos básicos para elaborar estas municiones como la pólvora o el trinitrotolueno (TNT) y ha tenido que recurrir a otros países como Polonia y Turquía para abastecerse.
Según Bloomberg, en algún momento se intentó sustituir a las municiones de 155 milímetros con proyectiles de mayor tecnología en el frente de batalla en Ucrania, pero el esfuerzo fracasó porque el nuevo armamento fue neutralizado por el Ejército ruso.
"Los proyectiles de alta tecnología destinados a sustituir a las municiones tradicionales de 155 mm fracasaron en una primera prueba en Ucrania, cuando sus sistemas de puntería fueron desbaratados por Rusia", señaló el medio estadounidense.
"La perspectiva de que futuras guerras puedan parecerse a los cruentos combates que están teniendo lugar allí ha despertado el temor de que el arsenal estadounidense pueda llegar algún día al límite de su capacidad", agregó.
"Hace tiempo que se sabe", dijo a Bloomberg Stacie Pettyjohn, investigadora principal y directora del programa de defensa del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense, organización independiente y bipartidista. "Solo ha hecho falta la guerra de Ucrania para que los funcionarios del Pentágono y los miembros del Congreso salgan realmente de su complacencia”.
Según Bloomberg, desde el final de la Guerra Fría en la década de 1990, el Pentágono ha desinvertido o descuidado las instalaciones que antes se utilizaban para fabricar desde proyectiles hasta pólvora, y se ha centrado en cambio en transformar la guerra con armamento de alta tecnología.
“Lo que queda es una infraestructura en ruinas, maquinaria anticuada y una mano de obra reducida que no puede seguir el ritmo de la creciente demanda internacional”, sostiene el medio.
Antes de la operación militar especial en Ucrania, la producción estadounidense era de 14.400 proyectiles al mes.
Ahora, Estados Unidos gasta más de 5.000 millones de dólares para poner a punto fábricas obsoletas desde Scranton, Pensilvania, hasta la zona rural de Luisiana y el suroeste de Virginia, con el objetivo de producir 100.000 proyectiles de 155 mm al mes para finales del próximo año. Se trata de una movilización que, por su velocidad y amplitud, no se parece a nada desde la Segunda Guerra Mundial, señaló la agencia.
Como parte de este esfuerzo, el Congreso ha asignado 650 millones de dólares para una planta de producción de TNT que tardará dos años en construirse, según Doug Bush, el principal comprador de armas del Ejército. Y Estados Unidos tendrá que financiar las compras de lo que produzcan las instalaciones renovadas, posiblemente durante muchos años.
Pero, según Bloomberg, conseguir el dinero puede ser también el obstáculo más fácil de superar.
“Estados Unidos debe modernizar los viejos edificios, construir otros nuevos, comprar maquinaria actualizada y contratar y formar a los trabajadores. La normativa medioambiental se interpone en el camino. Y el Pentágono tendrá que garantizar que las plantas funcionen de forma segura: la fabricación de municiones es propensa a incendios, explosiones y otros accidentes”, señaló el medio.
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