El programa de shock instrumentado por el Gobierno de Javier Milei surtió un efecto inmediato en todos los precios de la economía. Si bien la devaluación del 50% —con el salto de la cotización del dólar de 400 a 800 pesos— augura una caída en el poder adquisitivo y, por ende, en el consumo de infinidad de servicios, uno de los sectores más golpeados es el que más ansiaba la llegada del verano: la industria turística nacional.
Frente a una inflación que las consultoras privadas ubican en torno al 30% para el mes de diciembre —montada sobre un escenario que en noviembre, antes de la asunción de Milei, ya arrojaba un incremento de precios del 160% interanual—, la falta de medidas compensatorias para los ingresos de la mayoría de la población repercute en los rubros más sensibles a la recesión, el ocio y el esparcimiento.
La caída en la ocupación hotelera es un común denominador en las distintas provincias. Según el ministerio de Turismo de Neuquén (sur) —cuna del yacimiento petrolífero de Vaca Muerta—, las reservas se desplomaron hasta un 20% en comparación con el mismo período del 2022.
28 de diciembre 2023, 21:02 GMT
La situación se replica al norte del país —como en las provincias de Salta y Jujuy, donde subyacen reservas de litio— y en distintos puntos del territorio. Con vistas a los meses de enero y febrero, los de mayor afluencia de turistas locales, representantes de la industria expresan su preocupación ante la creciente recesión identificada en el rubro.
"En diciembre las reservas cayeron muchísimo con respecto al año pasado, quedando por debajo de la mitad. Para febrero prácticamente no hay reservas aún, tenemos registrado solo el 15% de la capacidad hotelera", indicó a Sputnik Alfredo Baldini, presidente de la Cámara de Turismo de Pinamar, emblemática localidad turística de la costa atlántica, en la provincia de Buenos Aires (este).
El empresario reconoció que el horizonte no augura una mejora inmediata: "Ahora ya estamos pensando en la próxima temporada, porque va a ser muy difícil generar demanda para antes de que termine el verano", indicó.
"No solo hay menos ocupación en alojamientos, sino que también identificamos una caída general en el consumo. El gasto promedio en restaurantes y bares, ajustado por inflación, también bajó sustantivamente en comparación con diciembre del año pasado", remarcó Baldini.
El diagnóstico que llega desde el sur del país es similar al de la costa bonaerense. Desde Bariloche, uno de los principales centros turísticos del país, ubicado en la provincia de Río Negro, el presidente de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de la localidad, Martín Lago, dijo a Sputnik que "la caída en las reservas es brutal".
"Tenemos un promedio de ocupación del 50% para el mes de enero, y apenas el 35% para febrero. A esta altura del año pasado teníamos 80% y 50%, respectivamente. Claramente, la demanda está siendo reactiva al escenario de incertidumbre económica, que repercute directamente en el consumo y, sobre todo, en el vinculado al turismo y el ocio", afirmó el representante del sector.
Si bien el resultado es unívoco, las convergentes causas que lo generaron lucen algo más heterogéneas. Al insoslayable impacto económico de las medidas dispuestas se agrega la incertidumbre respecto al futuro inmediato.
Baldini lo expresó sintéticamente: "Cuando se achica el consumo, el ocio y el esparcimiento son los primeros ámbitos donde se recorta el gasto. En tanto no haya recuperación económica, el panorama va a seguir siendo muy complejo. Sin embargo, la falta de un horizonte de certezas también atenta contra la industria".
"El recorte en los gastos está impactando directamente en Pinamar: a pesar de que tiene un público de alto poder adquisitivo, la demanda se retrajo considerablemente. Que el ajuste sea sobre la clase media es devastador para el turismo", sostuvo el empresario.
Según Lago, existen otros factores determinantes: "Uno de los centrales es el aumento de costos para los destinos distantes de los centros masivos, reflejados en el aumento del precio de los pasajes aéreos y del combustible. Esa es directamente una barrera de acceso", apuntó.
"La fluctuación de precios hace que la gente esté expectante y que por eso no quiera adelantarse a reservar un alojamiento pensando que el precio puede ir a la baja. Incluso para esta temporada no tenemos en claro cómo serán los costos para la industria: si las tarifas de servicios públicos se duplican de un mes para el otro, indefectiblemente eso va a trasladarse al valor de los alojamientos", advirtió Lago.
Los planteos críticos de las medidas dispuestas no se agotan en el eje estrictamente económico. El Decreto de Necesidad y Urgencia dictado por el presidente Milei propone —entre más de 360 cambios y derogaciones de leyes— desregularizar a la industria turística para terminar con "el monopolio de las agencias de viajes".
Consultado al respecto, Baldini denunció que "las desregulaciones fomentan la competencia desleal, que es un fenómeno creciente por el surgimiento de plataformas y que hace años denunciamos. Hay infinidad de espacios que se alquilan como alojamientos turísticos sin pagar los impuestos correspondientes. Este es un fenómeno global".
"Estas medidas golpean de lleno a la industria turística. Pero también perjudica al turista, porque no tiene garantía de control sobre la empresa a la que contrata y nadie se hace responsable", agregó el empresario.
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