El plan establece castigos e incentivos en diferentes plazos para lograr dos objetivos: eliminar la influencia del exmandatario Horacio Cartes sobre el actual Gobierno, y fortalecer la figura del presidente Peña, siempre que cumpla con las reformas diseñadas por las agencias estadounidenses.
Esto pondría presión sobre el Peña para alejarse de su mentor político, Cartes, y mantener a raya la influencia china al premiar el acercamiento con Washington. El embajador de EEUU, Marc Ostfield, fue citado por el presidente Peña y se reunieron durante tres horas, pero luego el diplomático se negó a comentar "sobre supuestos documentos filtrados".
El abogado, analista político, comunicador y docente paraguayo Leonardo Gómez, sostiene que este plan anticorrupción planeado por el Gobierno estadounidense "está marcando una situación de tensión muy difícil con el Gobierno de Santiago Peña, por el hecho de la dependencia que existe del Paraguay hacia los EEUU […], por no tener relaciones con China por una cuestión geopolítica, o por sostener la alianza con Taiwán".