Miel
La miel tiene una composición muy sencilla, es decir, 80% de azúcar y 20% de agua. Contiene muchas vitaminas y nutrientes importantes para el organismo. El color de la miel, dependiendo de su origen, puede variar mucho, desde casi transparente hasta marrón oscuro. La consistencia puede ser líquida, viscosa, parcial o totalmente cristalizada.
Variedades de miel
Al polinizar diferentes plantas, las abejas producen distintos tipos de miel a partir de su néctar. Así, destacan los siguientes:
Miel de alforfón. Se considera una de las más útiles. El contenido de aminoácidos y oligoelementos en este tipo de miel es casi dos veces mayor que en los demás. Esta miel es la más adecuada para el tratamiento de resfriados, enfermedades de la piel, avitaminosis, anemia, hipertensión y trastornos del metabolismo de las proteínas.
Miel de esparceta. Su composición incluye: caroteno, ácido ascórbico, minerales, vitaminas y sustancias biológicamente activas. Además, posee un olor sutil y un dulzor moderado.
Miel de acacia. Según la opinión popular, esta miel es el mejor remedio contra el insomnio y los trastornos neurológicos. Una característica distintiva de esta variedad es que el contenido de glucosa y fructosa en ella es igual.
Miel de brezo. Casi no se hace espesa, tiene un alto poder de arrastre y es ligeramente amarga. Dispone de un alto contenido en minerales y se recomienda en el tratamiento de enfermedades vasculares, trastornos del sistema nervioso y falta de apetito.
Miel de castaño. Similar a la miel de brezo en sabor y consistencia. Ayuda al organismo a combatir los microbios, mejora la inmunidad, cura enfermedades del tracto gastrointestinal y de los riñones.
Miel de tilo. Una de las variedades más ligeras y perfumadas. Sin embargo, su principal ventaja es que ayuda en el tratamiento del asma, la bronquitis y el dolor de garganta. También se aconseja en el tratamiento de riñones, intestinos y estómago.
Miel de girasol. Se caracteriza por un alto contenido en glucosa y aminoácidos necesarios para la síntesis de proteínas.
Beneficios de la miel
La miel es indispensable en el tratamiento de resfriados y enfermedades bacterianas y víricas. Contiene oligoelementos útiles y necesarios para el organismo (fósforo, manganeso, molibdeno, yodo, etc.) y vitaminas (K, E, PP, C, B, etc.). Además, los beneficios de la miel de flores se ven potenciados por la composición en especies de las plantas. Así, a menudo es posible encontrar otros efectos terapéuticos (laxante, diurético, diaforético, etc.).
Propiedades antimicrobianas
Las propiedades bactericidas de la miel se deben a su alto contenido en azúcar (alrededor del 80%), su reacción ácida, la presencia de ácidos orgánicos y peróxidos, que también impiden el crecimiento bacteriano y son producto de las abejas.
Las abejas producen activamente un polipéptido —que las protege a ellas mismas de los ataques de virus y bacterias— que también añaden este péptido a la miel que producen.
Igualmente se pueden encontrar sustancias antibacterianas en las plantas. Por ejemplo, el néctar de la manuka contiene metilglioxal, que se utiliza en los hospitales para tratar las infecciones.
Aparte de eso, la miel es muy eficaz contra las bacterias porque absorbe el agua de éstas, lo que les impide seguir funcionando. Este proceso se denomina lisis osmótica.
Hoy en día, las elevadas propiedades conservantes de este producto se utilizan en todas partes, y lo más destacable es que la miel se emplea en medicina oficial, por ejemplo, en cirugía reconstructiva para preservar huesos, tejidos nerviosos y vasos.
Propiedades antioxidantes
La miel es una fuente de antioxidantes. Entre ellos hay enzimas y compuestos como flavonoides y ácidos orgánicos. Los antioxidantes ayudan a reducir el riesgo de infartos, derrames cerebrales y algunos tipos de cáncer. También pueden ayudar a proteger la vista. El consumo de miel puede reducir moderadamente la tensión arterial.
Propiedades antiinflamatorias
Las propiedades antiinflamatorias de la miel están relacionadas con la aceleración del flujo sanguíneo y linfático local, la mejora de la nutrición de los tejidos, el aumento de la regeneración celular y la fagocitosis, la actividad antimicrobiana y la normalización de los ciclos oxidativos.
Para aliviar el dolor de garganta
En caso de dolor de garganta, la miel tiene un efecto suavizante. El producto de la abeja impide la reproducción de la microflora patógena. Así, se utiliza para eliminar el proceso inflamatorio de la garganta. La miel ayuda a deshacerse de las sensaciones desagradables que provoca esta enfermedad en pocas sesiones de tratamiento.
Para tratar heridas
La miel tiene un marcado efecto antibacteriano, que se debe a varias razones.
En primer lugar, debido a su alto contenido en azúcar, retiene el agua de la herida y la aleja de las bacterias.
En segundo lugar, la miel contiene metilglioxal, que altera el metabolismo de los microorganismos patógenos.
En tercer lugar, la miel aumenta la producción de péptidos antimicrobianos.
Gracias a estas propiedades, el producto tiene un efecto antiinflamatorio y demuestra una gran eficacia incluso en heridas antiguas que no cicatrizan debido a la presencia de bacterias resistentes a los antibióticos.
En el tratamiento de heridas y úlceras con compresas de miel mejora el suministro de sangre, aumenta el flujo de salida de la linfa, que lava mecánicamente la herida y crea mejores condiciones para la nutrición de las células alrededor de la herida.
Para aliviar el estrés
La glucosa, la fructosa y otras sustancias de que dispone la miel participan en la regulación de la actividad nerviosa, tienen un efecto calmante, optimizan el tono neuropsíquico, dan vigor, mejoran el sueño, la memoria y aumentan el umbral de fatiga mental.
Si tienes trastornos del sueño, prueba diluir una cucharada de miel en un vaso de agua tibia y bébela 30-40 minutos antes de acostarte. La miel es el más inofensivo de todos los somníferos y sedantes.
Contraindicaciones
La miel puede causar daños graves. La de abeja, las personas con diabetes deben tomarla con precaución: es necesario ajustar el ritmo diario de consumo tras consultar a un médico.
Además, hay que recordar que la miel es un fuerte alergeno. A pesar de que sólo el 3% de la población mundial padece intolerancia individual a la miel, debe tomarse con mucha precaución. A menudo, superar la dosis diaria puede provocar una reacción alérgica grave, sobre todo en niños pequeños.
Temporalmente, la miel debe excluirse de la dieta o limitarse su consumo en caso de las siguientes enfermedades: colelitiasis y urolitiasis, gastritis aguda, pancreatitis aguda, fiebre alta, asma.
Los dentistas aconsejan precaución con la miel, ya que cualquier dulce es perjudicial para la salud dental. Las bacterias cariógenas se multiplican a expensas de los hidratos de carbono. Transforman los azúcares en ácidos orgánicos, cuyo exceso en la cavidad bucal provoca la desmineralización del esmalte dental y la formación de caries.
Miel en la cocina
Tradicionalmente, se utiliza en cocina, en pastelería y panadería. Además de los platos dulces, la miel se utiliza mucho como marinada para la carne, las aves y el pescado. Una carcasa de ave o pescado aliñada con ella adquiere una hermosa capa dorada al hornearse y un agradable olor. Es posible añadir salsa de soja, jugo de cítricos, especias, ajo, hierbas, mostaza, bebidas alcohólicas (brandy, vino, etc.), etc. para dar al adobo, sabor y aroma adicionales.
Con ayuda de la miel, se caramelizan los alimentos. Este método de elaboración confiere al plato un bonito color dorado y un suave sabor a caramelo.
Miel en cosmetología
Algunos componentes de la miel pueden absorberse a través de la piel y ser asimilados por las células directamente, lo que hace que las mascarillas con miel sean muy eficaces. Con su uso frecuente, la piel no sólo se vuelve más sana externamente, sino que también se fortalece internamente. Con la ayuda de una mascarilla a base de miel se puede:
reducir los poros dilatados de la cara;
acelerar la división celular y rejuvenecer así la piel;
retener más humedad en la piel, si está demasiado seca;
limpiar la piel de acné y puntos negros y activar su respiración.
El efecto significativo del uso regular de mascarillas con miel se nota en la piel flácida y que ya ha perdido su vitalidad. Además de mascarillas con miel, el mercado cosmético moderno ofrece exfoliantes, envolturas, cremas e incluso champús con miel. Y la miel de abeja, incluso en estado puro, puede utilizarse para masajes
Cómo tomar la miel
No hay restricciones especiales salvo que a la miel no le gusta el sobrecalentamiento. En primer lugar, el tratamiento térmico afecta a la composición de vitaminas y minerales, y en segundo lugar, se pueden formar carcinógenos. La masa dulce puede consumirse como producto independiente, así como añadirse a productos horneados, preparar marinados de miel para la carne, aliños para ensaladas.
En estado puro, no es deseable comer más de 100 g a la vez. La excesiva obsesión por la dulzura de las abejas puede provocar un aumento de peso, porque la miel es demasiado calórica. Su índice glucémico (indicador de la velocidad de formación y absorción de glucosa en la sangre) está dentro de los límites de 48-68 unidades. Debido a los monosacáridos de la miel, el valor energético alcanza las 329 kcal/100 g.
Se recomienda a las personas con niveles inestables de glucosa en sangre, así como con trastornos del tracto gastrointestinal:
Abstenerse de consumir miel antes de acostarse y con el estómago vacío. Cuando una persona duerme, la glucosa se acumula en lugar de consumirse, por lo que los valores de glucemia aumentarán. La miel espesa concentrada, ingerida con el estómago vacío, irrita la mucosa del tracto gastrointestinal. Con el estómago vacío es mejor beber agua miel, preparada a razón de 1 cucharada/200 ml de agua.
Modo de conservación
La miel no pertenece a los productos perecederos, pero si se almacena incorrectamente, pierde la mayor parte de sus cualidades terapéuticas, convirtiéndose en un jarabe dulce. Para evitar efectos indeseables, hay que observar ciertas condiciones:
Envase. Se admiten tarros de cristal, vasijas de barro, barriles de abedul, engrasados con aceite de girasol o cera. En los platos de metal comienza rápidamente la oxidación, en plástico, en cambio, polimerización. Los más peligrosos se consideran los contenedores de aluminio y cobre, al interactuar con ellos en la miel se forman compuestos venenosos.
Humedad. El agua no debe entrar en la miel, de lo contrario comenzará la fermentación. En lugar de un remedio natural, se obtendrá una masa no apta para la alimentación con olor a vinagre y sabor agrio-amargo.
Hermeticidad. En contenedores sueltos, el producto muestra higroscopicidad, es decir, la capacidad de absorber olores extraños y humedad, lo que conduce a la fermentación. Además, la interacción con el aire acelera la cristalización. Esto no afecta a las propiedades útiles, pero el sabor puede echarse a perder.
Temperatura. El modo recomendado es 16-20 °C. En frío, la miel se aclara, se endurece y pierde parte de las vitaminas. Cuando se calienta, la composición química puede cambiar mucho, hasta la formación de sustancias cancerígenas.
La luz. La cristalización se ralentiza en la oscuridad. La miel permanece más tiempo en su estado líquido original, conservando su agradable textura, sabor y aroma.
Caducidad. Una vez abierto un tarro de cristal comprado en alguna tienda o supermercado, el período de conservación recomendado es de 12 meses. Los envases cerrados pueden conservarse hasta 2 años. Después de la fecha de caducidad, aumenta la concentración de sacarosa.
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