"Durante muchos años, asumimos que las interrupciones circadianas observadas en personas con alzhéimer son el resultado de la neurodegeneración, pero ahora estamos aprendiendo que puede ser al revés", explica la neurocientífica Paula Desplats de Universidad de California en San Diego.
"Cualquier cosa que podamos hacer para ayudar a los pacientes a restablecer su ritmo circadiano marcará una gran diferencia en la forma en que manejamos el alzhéimer en clínicas y en la forma en que los cuidadores ayudan a los pacientes a controlar la enfermedad en sus hogares", manifestó la científica.
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