Estos movimientos fueron necesarios porque el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, considera que el Gobierno de Dina Boluarte es ilegítimo, por lo que se había negado a transferir directamente la presidencia a Perú. Finalmente Boluarte recibirá la presidencia de la Alianza, un hito en el reconocimiento internacional de su Administración, y podrá organizar la próxima cumbre de mandatarios.
Para analizar esta movida institucional entre México, Chile y Perú, hemos contactado con especialistas de cada país.
Sobre la Alianza del Pacífico, el doctor en Economía Política del Desarrollo y docente universitario mexicano, Jesús Sosa Pérez, explica que "México tenía una renuencia a reconocer y apoyar a este mecanismo porque […] se funda bajo los criterios del comercio internacional neoliberal, que poco ha beneficiado realmente a la gente de pie".
A pesar de eso, el periodista y analista internacional chileno Patricio Mery Bell, explica que "México no la quería entregar [a la presidencia pro témpore] por un tema valórico, porque en Perú se están violando los derechos humanos".
Mientras, el abogado peruano y doctorando en ciencias políticas, Eduardo Gutarra, define que esta solución al traspaso de la presidencia del organismo "no puede representar un triunfo, ni político, ni diplomático. Simplemente es el cumplimiento de un derecho".
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