En cuanto alguno de estos aparatos aparezca en la zona de su responsabilidad, las tripulaciones lo enganchan en el radar y lo siguen hasta que llegue la orden de interceptarlo.
Durante su guardia operativa en la línea de contacto, una escuadra de combate de este sistema de defensa aérea recibió la información del punto de observación temporal sobre un objeto aéreo no identificado que entró en la zona de su alcance efectivo. Tras el reconocimiento, el dron fue identificado y seguido.
La unidad del Strela-10 salió de la zona de espera, ocupó la posición de lanzamiento y, una vez fijado el objetivo, recibió la orden de proceder a su aniquilación.
El misil antiaéreo guiado alcanzó su objetivo: un dron ucraniano Leleka-100, similar al que recientemente atacó la provincia de Bélgorod, a una distancia de unos 3 km. Tras el disparo, la tripulación cambió de posición en cuestión de segundos para evitar un ataque de represalia de la artillería enemiga.
El Strela-10 fue diseñado para vigilar el espacio aéreo mediante un sistema optrónico y destruir los objetivos aéreos detectados a baja altura, así como para proteger a las unidades motorizadas en marcha y directamente en el campo de batalla.
El sistema Strela-10 se basa sobre el chásis del vehículo blindado 9A35 y el armamento antiaéreo que consta de 4 misiles en el lanzador y otros 4 misiles adicionales en el compartimento de la munición. Además, cuenta con una ametralladora 7,62 para defensa a distancias cortas.
Los proyectiles que usa son los misiles antiaéreos de propulsante sólido 9M37. La versión modernizada, Strela-10M, también utiliza el misil 9M333, capaz de funcionar según el método dispara y olvida. Además, el 9M333 tiene tres modos de guiado —contraste de fotos, infrarrojos e interferencia— que lo hacen superior a otros misiles de la clase similar.
Este sistema de misiles antiaéreos se ha utilizado ampliamente en conflictos armados en las últimas décadas, como en la guerra del Golfo, en Siria y en Ucrania.
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