"Se envió al cohete la orden de autodestruirse", dijo un operador de JAXA, explicando que no había la posibilidad de conseguir el éxito de la misión.
El lanzamiento del cohete, fabricado por la compañía Mitsubishi Heavy Industries y que ha costado 1.500 millones de dólares, se venía posponiendo desde febrero por varios problemas técnicos.
En la fallida operación Japón perdió también su satélite espía Daichi-3 (ALOS-3). Con una mayor capacidad de carga, el H3 debía sustituir a los H-IIA utilizados actualmente.
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