Es un hecho que las reglas habituales para la Tierra no pueden aplicarse de la misma manera en el espacio. Para ilustrarlo más, el columnista de Xataka Javier Jiménez recordó el accidente con la sonda Mars Climate Orbiter en 1999 que se autodestruyó por la incoherencia de las medidas de velocidad. Así se plantea la necesidad de tomar en cuenta cada mínimo detalle, que es capaz de convertirse en un enorme problema, detalla el autor.
A lo largo de la historia moderna se habla de la posibilidad de colonizar la Luna. El autor hace hincapié en que los científicos que estudian sus peculiaridades, utilizan el tiempo en función de la hora de la Tierra, y los equipos mismos en los trabajos lunares están conectados con el tiempo terrestre mediante antenas.
El número de los errores es pequeño, pero este se debe a la cifra mínima de misiones en el espacio profundo. Sin embargo, se planea que en los próximos años el número de misiones aumentará drásticamente, lo que va a convertir la Luna "en un hervidero de proyectos con zonas horarias distintas".
Este problema ya está en la agenda de la Agencia Espacial Europea, nota el columnista. La creación de una zona horaria estándar permitiría modificar la colaboración entre las distintas agencias y lograr coordinación y sincronización precisas en la superficie lunar.
Sin embargo, la incorporación y realización de la idea está impedida por una cantidad de factores, incluso el modo de la elaboración de la zona horaria estándar, su vinculación con el tiempo de la Tierra o su propio sistema libre sin tal coordinación, las tecnologías de su aplicación, las diferencias entre el funcionamiento del tiempo en la Tierra y en la Luna.
"Pero, más allá, hay un serio problema de gobernanza. Al fin y al cabo, ¿quién se encarga de gestionar eso? No está de más recordar que no hay ninguna autoridad extraplanetario y, teniendo en cuenta que EEUU y China ni siquiera colaboran a nivel espacial, diseñar una forma de ponernos de acuerdo va a ser tarea casi imposible", concluye el autor.
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