"Apuñalaron a Hungría por la espalda": cómo el neonazismo en Ucrania llevó a la ruptura con Budapest
14:00 GMT, 12 de enero 2023
Hungría fue uno de los primeros países en reconocer la independencia de Ucrania en 1991 y desde entonces llevó una política de buena vecindad. No obstante, desde el golpe de Estado de 2014, protagonizado por ultranacionalistas ucranianos, las relaciones entre ambos países se han venido deteriorando debido a las políticas discriminatorias de Kiev.
Lea en SputnikBudapest y Kiev mantienen hoy en día unas relaciones excepcionalmente deterioradas en gran parte debido a las leyes discriminatorias contra la comunidad de unos 150.000 miembros de etnia húngara que viven en la región suroccidental ucraniana de Transcarpatia, señala el columnista húngaro Peter Feher.
El origen de la "tormentosa relación" entre Hungría y los sucesivos gobiernos ucranianos desde
el golpe de Euromaidán de 2014 no es ningún misterio, y tiene su origen en el problema criminalmente poco denunciado de los ultranacionalistas que toman como rehenes a los políticos y la política ucranianos, observa el analista al periódico
Magyar Hírlapel.
Recordando que Hungría fue el tercer país del mundo, después de Polonia y Canadá, en reconocer la independencia de
Ucrania tras
el colapso de la URSS en diciembre de 1991, el observador explica que Budapest hizo todo lo posible y puso mucho de su parte para que las relaciones con su nuevo vecino tengan un buen inicio.
Hungría fue el primer país que estableció las relaciones diplomáticas formales con Kiev, ambos países abrieron embajadas en sus respectivas capitales y firmaron un tratado de buena vecindad y cooperación.
Nubes negras en el horizonte
El columnista ve los orígenes del deterioro de
los lazos en la Revolución Naranja en las protestas de 2004-2005 en Ucrania, respaldadas por Occidente, tras unas tensas elecciones que culminaron con la destitución del presidente electo,
Viktor Yanukóvich, y su sustitución por
Viktor Yúschenko, quien comenzó a impulsar a esta nación fuertemente dividida hacia la integración europea y el ingreso en la OTAN.
La Revolución Naranja de 2004, "destinada a democratizar Ucrania y eliminar la nomenclatura soviética, también provocó un retorno inesperado" de fuerzas políticas "aún poco conocidas", escribió Feher.
"Aprovechando el ambiente revolucionario, antiguos fascistas ucranianos y sus descendientes, que habían apoyado a los Ejércitos alemanes nazis durante la Segunda Guerra Mundial, regresaron a casa principalmente desde Canadá y Australia. En aquel momento, nadie le prestó mucha atención, pero las cosas empezaron a cambiar, aunque lentamente, en la dirección equivocada", aseveró el analista.
Decenas de miles de veteranos del Ejército Insurgente Ucraniano (UPA, prohibido en Rusia por extremista), la fuerza paramilitar fascista fundada por la Organización de Nacionalistas Ucranianos en 1942 y otros colaboradores huyeron hacia el oeste mientras el Ejército Rojo avanzaba por Ucrania y Europa Oriental entre 1943 y 1945.
3 de enero 2023, 17:00 GMT
Tras la guerra, muchos obtuvieron la ciudadanía en países de Europa Occidental, Estados Unidos y Canadá. Aunque hoy en día son alabados por el Gobierno ucraniano como "héroes" que lucharon por la independencia de Ucrania, los aproximadamente 100.000 combatientes del UPA quedaron históricamente empequeñecidos por los más de seis millones de ucranianos que sirvieron en las filas del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial y que, hasta el colapso de la URSS y los sucesos del Maidán de 2004 y 2014, eran considerados verdaderos héroes de Ucrania, destacó Feher.
Asimismo, recordó que incluso después de que Yúschenko fuera derrotado y
Yanukóvich volviera a la presidencia en 2010, Hungría siguió apoyando la deriva de Ucrania hacia la Unión Europea, incluidos los viajes sin visado, un acuerdo de libre comercio y un acuerdo de asociación con la UE.
"Pero los tiempos cambiaron y la política interna de Ucrania se volvió cada vez más agitada. El presidente Yanukóvich empezó a tirar hacia Moscú, provocando fuertes tensiones en Kiev. Con la silenciosa ayuda estadounidense, surgieron los mencionados nazis ucranianos que se mezclaron con los neonazis. Yanukóvich fue apartado del poder en un golpe de Estado", señala el analista a tiempo de subrayar que estas fuerzas de extrema derecha han estado "manteniendo secuestrado al Gobierno de Kiev desde entonces."
"Desde la locura de 2014, los neonazis amenazan a los que no comparten sus puntos de vista y han conseguido someter a toda la política ucraniana. Stepán Bandera, el fundador del Ejército Insurgente Ucraniano, que sirvió voluntariamente a los ocupantes alemanes y cuyos monumentos se erigen ahora en las plazas públicas de Ucrania, es responsable de la masacre de cientos de miles de personas", señaló Feher.
La glorificación de Bandera por las autoridades de Kiev tras el golpe ha sido una fuente importante de tensiones entre Ucrania y otro de sus vecinos: Polonia. Más de 200.000 civiles polacos murieron a manos de los nacionalistas del UPA en Ucrania occidental durante la Segunda Guerra Mundial, y decenas de miles de partisanos antifascistas y civiles ucranianos, así como militares del Ejército Rojo murieron también luchando contra los insurgentes que continuaron su campaña hasta bien entrada la posguerra.
26 de diciembre 2022, 18:50 GMT
Por desgracia, señaló Feher, Hungría "no tuvo que esperar mucho" para que los efectos de la banderización de Ucrania paralizaran Kiev con el ultranacionalismo, con una ley de educación de 2017 que exigía la eliminación progresiva de las lenguas minoritarias de la educación pública, "claramente destinada a 'expulsar' la lengua húngara de Transcarpatia", hogar de más de 150.000 personas de etnia húngara.
La ley de 2017 provocó protestas no solo de las que hablaban en idioma húngaro y ruso sino también de las comunidades minoritarias de búlgaros, rumanos y otros pueblos de Europa del Este que salpican el vasto país. Las autoridades rusas calificaron la ley educativa de "acto de etnocidio", recordó el experto.
"Cuando el presidente ucraniano [Volodímir] Zelenski llegó al poder, prometió cambiar la situación, pero la nueva legislación puso a los húngaros en una desventaja aún mayor", lamenta Feher al referirse a una ley de 2019 para garantizar el funcionamiento del idioma ucraniano como idioma del Estado que restringía aún más el uso de las lenguas minoritarias y comparaba la idea del multilingüismo con "acciones dirigidas al cambio forzoso o al derrocamiento del orden constitucional".
"En respuesta al sentimiento antihúngaro, el ministro de Asuntos Exteriores, Peter Szijjarto, comunicó en 2017 que Ucrania apuñaló a Hungría por la espalda", concluyó Feher.
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