Los restos fósiles se encontraron a principios de la década de 1980 al sur de la ciudad de General Roca, a unos 1.090 kilómetros al suroeste de Buenos Aires. Ahora los científicos de Conicet
presentaron sus últimos resultados en la investigación de colecciones de huesos resumiendo que se trata de un nuevo dinosaurio.
El trabajo del equipo en Salitral Moreno no contemplaba directamente el descubrimiento de los huesos. La capacidad de examinar los hallazgos prestados por diferentes grupos de investigación permitió identificar una nueva especie sin reconstruirla completamente.
La apariencia de tales cuadrúpedos herbívoros consideraba corazas en la cabeza, el lomo y cola y fue más común para el Cretácico del hemisferio norte, que del hemisferio sur. Patagopelta, que pertenecía a la familia de los nodosáuridos, también contaba con grandes espinas en la zona del cuello y hombros.
Sus huesos más conservados dejaron de identificar una armadura del cuello con espinas y crestas reflejadas en su denominación Patagopelta cristata, que refiere a la coraza crestada de Patagonia. Más aún, algunos elementos de su armadura protectora son similares a los escudos del lomo de los cocodrilos y yacarés contemporáneos.
“Para tratarse de un dinosaurio acorazado, Patagopelta tiene un tamaño extremadamente pequeño. Por el tamaño del fémur, de solo 25 centímetros de largo, estimamos que el animal debió medir entre dos y tres metros de largo", indicó Sebastián Apesteguía, el investigador del Conicet en la Fundación de Historia Natural Félix de Azara.
A finales del periodo Cretácico entre Suramérica y Norteamérica se estableció un puente continental. Los científicos suponen que el intercambio biológico influyó en la apariencia de Patagopelta y se produjo en su enanismo.
“Una hipótesis es que se deba al evento biológico conocido como regla de la isla o enanismo insular, que implica que debido a la escasez de recursos solo los ejemplares más pequeños tienen posibilidades de sobrevivir en las islas, dado que demandan menos manutención al ambiente, destacó Riguetti.
Junto con
los anteriores descubrimientos de huellas de anquilosaurios enanos, posiblemente afectados por causas similares en el área boliviana, los nuevos resultados ampliarán las discusiones sobre la masa corporal y los aspectos paleobiológicos de los anquilosaurios.