Al tratarse de unos morteros con una capacidad destructiva extrema, se usan principalmente contra las construcciones de hormigón, puntos de apoyo y grandes fortificaciones del enemigo. Gracias al enorme calibre y las particularidades de la trayectoria de sus proyectiles, los Tiulpan pueden penetrar fácilmente muros de hormigón con un grosor de hasta tres metros.
Estos morteros pueden emplear una amplia variedad de proyectiles, cuyos pesos oscilan entre 130 y 230 kilos y son capaces de alcanzar al enemigo a unas enormes distancias de hasta 19 kilómetros. Los militares que manejan los Tiulpan contaron cómo llevan a cabo sus misiones de combate.
Según ellos, primero se realiza solo un disparo para llevar a cabo la corrección del fuego. A continuación, se hace un disparo más, con el que normalmente basta para destruir cualquier objetivo. Inmediatamente después, el mortero cambia de ubicación para evitar el fuego de respuesta del Ejército ucraniano.