En el video se puede apreciar que cuando la aeronave está desmontada ocupa un espacio relativamente pequeño y cabe en una maleta de transporte grande. Para preparar al Orlan-10 para el vuelo, el soldado le instala las alas y el empenaje, así como la rampa de lanzamiento.
Una vez coordinadas la configuración y las acciones con el operario del dron, este es lanzado por medio de una cuerda elástica como si fuera un tirachinas.
Después del lanzamiento se despliega el módulo con las cámaras que permiten observar en detalle lo que está ocurriendo sobre el campo de batalla y, obviamente, las posiciones del enemigo. Con ello, cabe destacar que el reconocimiento no es la única función del Orlan-10.
Estos drones también se usan para monitorear los corredores humanitarios que los militares rusos emplean para evacuar a la población civil, así como para transportar ayuda humanitaria. Los Orlan-10 están en el aire las 24 horas del día, controlados todo el tiempo por sus operarios, y tocan tierra únicamente para los repostajes.
El Orlan-10 tiene un alcance de 600 kilómetros y puede permanecer en el aire hasta 16 horas, lo cual le permite realizar su misión de reconocimiento a una gran distancia. Tiene una carga útil de cinco kilos, por lo cual se le puede dotar de distintos equipos de reconocimiento en función de la tarea. Según los operarios, sus cámaras permiten observar objetivos a distancias de hasta 120 kilómetros.
Además del reconocimiento visual, el Orlan-10 es capaz de detectar teléfonos móviles encendidos, las radios y los radares que operan en la banda X. De hecho, estos drones se pueden equipar con sistemas supresores de la señal de telefonía móvil y GPS. Por si fuera poco, el Orlan-10 está emparejado con los obuses autopropulsados Msta-M para el intercambio de datos y corrección de fuego.