Más de 50 funcionarios, entre ellos dos miembros clave —el ministro de Finanzas, Rishi Sunak, y el de Sanidad, Sajid Javid— abandonaron su gabinete el día anterior. Los funcionarios que Johnson nombró para sustituirlos también dimitieron al día siguiente, demostrando que no estaban dispuestos a trabajar bajo su mando.
El motivo de la dimisión de Johnson fue un escándalo sexual en torno a su protegido, el exviceministro de Asuntos Exteriores Christopher Pincher, que, en estado de embriaguez, abusó de dos hombres en un club. Sin embargo, la verdadera razón de la dimisión del primer ministro británico es la pérdida de confianza en él por parte del Gobierno y de la población del país. Una encuesta de YouGov mostró que dos tercios de los británicos apoyaban la dimisión de Johnson. Al quedarse sin apoyos, bajo la presión de la opinión pública, el primer ministro se vio obligado a dejar su puesto, pero seguirá en el cargo hasta octubre, cuando se celebren elecciones para elegir al nuevo jefe del partido gobernante.