Un buen recordatorio del popular dicho es este yate que se incendió en un puerto deportivo británico de Torquay. Según los medios locales, el yate de 25 metros de largo, con un precio estimado en los 7,5 millones de dólares, se incendió por razones desconocidas.
Al poco tiempo, también se incendiaron los cabos atados al embarcadero, y el navío se movió sin control. También se informa que fueron enviados allí tres equipos de bomberos, pues los depósitos del yate tienen una capacidad de unas ocho toneladas de combustible.
Tal y como se puede ver en otro video publicado en las redes, el yate quedó prácticamente calcinado por completo.
Afortunadamente, nadie resultó herido en el incidente, y es lo más importante, pues a diferencia del yate, las vidas y la salud no se pueden comprar con dinero.