Muestra de ello es la vertiginosa aparición de un sinnúmero de grupos de solidaridad con el gigante euroasiático en las diferentes plataformas virtuales, algo que provoca la frustración de los políticos y medios de Occidente, afirmándose que los creadores de estos espacios son todos 'mercenarios a sueldo del Kremlin'. Unas acusaciones que hacen reír a personas como el argentino Daniel Savasta Juchnevicius, creador del canal de Telegram 'Deja de odiar a los rusos'.
"Nosotros no recibimos dinero de nadie, sino que hacemos lo que nuestro corazón nos marca", manifestó a Sputnik, al indicar que su motivación es el rechazo a la censura contra todas las voces alternativas, entre ellas las procedentes de Rusia, así como el agradecimiento por el aporte de Moscú a la lucha contra el coronavirus en Argentina y otros países de Latinoamérica.