Investigadores de la Universidad de Tel Aviv (TAU) y de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) se sorprendieron al descubrir residuos orgánicos de vainilla, una especia exótica y costosa (incluso hasta el día de hoy), en jarras de vino desenterradas durante las excavaciones en el Parque Nacional de la Ciudad de David, ubicado en el barrio Silwan de Jerusalén, según comunicaron esta semana.
"Se examinaron ocho frascos y en todos se encontraron señales de vainilla", dijo el arqueólogo Yiftah Shalev de la AAI.
El estudio, publicado recientemente en la revista científica Plos One, describe los resultados de las pruebas químicas que identificaron los restos de las moléculas de vainilla que se han conservado en los pequeños espacios en el costado de las vasijas de cerámica.
El hallazgo revela que el vino estaba enriquecido con vainilla, e indica la especia llegaba a Jerusalén, posiblemente desde la India y sus alrededores, gracias a su ubicación estratégica en la ruta comercial internacional.
"Su descubrimiento en tantos frascos enfatiza la riqueza relativa de los residentes de Jerusalén en aquel momento. Las élites que vivían en el Reino de Judá disfrutaban de la buena vida", aseguró Shalev.
Y eso fue así por lo menos antes de que los babilonios llegaran y arrasaran la ciudad.
A pesar de la destrucción babilónica
El proceso de "envejecimiento en roble", el envejecimiento de los vinos en barricas de esa madera que existe desde la época de los romanos, imparte una sutil nota de vainilla al vino debido al compuesto químico de vainillina que se encuentra en el roble. Sin embargo, los investigadores israelíes explicaron que su análisis del residuo encontró tres moléculas diferentes, que juntas indican una huella dactilar de la propia vainilla, lo que no deja dudas sobre los orígenes del residuo: vino sazonado con vainilla apropósito.
Las jarras de vino analizadas en el nuevo estudio se han fechado aproximadamente en la época del rey Sedequías, hace unos 2.600 años.
El director de la AAI, Eli Eskozido, señaló que las nuevas herramientas científicas continúan aportando información a los estudios arqueológicos del pasado.
"La oportunidad de combinar estudios científicos innovadores que examinan el contenido de los frascos nos abrió una ventana para descubrir qué comían y, en este caso, qué bebían, en Jerusalén en la víspera de la destrucción [por parte de los Babilonios]", afirmó Eskozido.
En ambos edificios había marcas de la furiosa destrucción. Pero el análisis de residuos, una técnica que ha despegado en los últimos años, pudo identificar moléculas adheridas a la arcilla.
Reciclaje
El análisis también reveló que los antiguos reutilizaban sensatamente sus frascos de cerámica. Algunos de los frascos tenían señales de haber contenido aceite de oliva previamente (la fabricación de aceite de oliva se remonta al menos a 8.000 años).
Las impresiones de sellos en forma de roseta también aparecen en las asas de algunos de los frascos, lo que indica que ellos y su contenido formaban parte de la administración real del Reino de Judá, dijeron los investigadores.
Asimismo, manifestaron que la cantidad de frascos y las impresiones en ellos señalan la importancia económica del vino y la cultura de la bebida como herramienta para expresar estatus y poder.
Los investigadores concluyeron que encontrar frascos de vino no es una sorpresa y descubrir que algunos de los frascos también se habían utilizado para almacenar aceite de oliva tiene sentido, pero encontrar vainilla en el vino es sencillamente "increíble".
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