Todo comienza por una columna de vehículos especializados que se desplazan hasta el tramo especial de la carretera. Entre ellos están los puestos de mando móviles y radares, que sirven para coordinar la actividad de las aeronaves en la zona y dirigirlas hasta el tramo donde pueden aterrizar.
De hecho, estos tramos son lo suficientemente largos y grandes para que puedan aterrizar en ellos incluso los aviones de transporte militar de gran tamaño, como los IL-76. Estos, a su vez, pueden traer incluso más equipos al aeródromo.
Una vez en tierra, los aviones pueden ser reabastecidos de armamento y combustible, e incluso reparados. Así, en los aeródromos operativos también hay vehículos de bomberos especializados, que siempre están listos para apagar cualquier incendio.
Estos tramos de carretera especializados permiten extender la red de aeródromos en caso de que se de un conflicto armado, así como reemplazar las bases aéreas permanentes que hayan quedado dañadas por un bombardeo.