"Empezaré con la historia de un niño que soñaba con jugar un gran tenis. Tomé una raqueta a los 6 años. Cuando tenía 12 años, jugaba torneos en Rusia y, por supuesto, veía los Grand Slams, los partidos de las grandes estrellas, que eran apoyadas por el público. Y soñaba con llegar allí", contó Medvédev.
"Recuerdo haber jugado algo parecido a los Juegos Olímpicos Junior en Turquía, llegando a la final. Fue genial: una pista central, unas 2.000 personas en las gradas. En momentos así, empiezas a soñar con canchas más grandes", añadió.
El tenista ruso ha considerado poner fin a su carrera en más de una ocasión. "He tenido momentos en mi carrera en los que el niño empezó a cuestionarse si debía seguir soñando con el tenis grande", admitió.
"Luego recuerdo una dura derrota en Roland Garros (2019) ante Pierre-Hugues Herbert, perdí 2-0. Jugó un partido fantástico. Y me encantan los partidos así, por eso amo el tenis", se sincera.
En su entrevista con el periodista italiano Lorenzo Ercoli, Medvédev admitió que había renunciado a su sueño de la infancia: "De nuevo, el niño dudó de que valiera la pena soñar. Y no voy a explicar exactamente por qué. Pero hoy, durante el partido, he dejado de soñar. Ahora solo juego para mí y para mantener a mi familia y a los que creen en mí. El niño que hay en mí ha dejado de soñar. Juego para mí mismo. Eso es todo. Esa es mi historia".
En la final del Abierto de Australia, el 90% de las gradas estaba en contra de Medvédev. Los puntos de Nadal fueron celebrados con euforia en las gradas, mientras que el ruso fue aturdido con gritos de rechazo. En el tercer set, muchos empezaron a molestar a Medvédev y esto le hizo perder la sintonía. El ruso llamó a los espectadores de la final, que gritaron a propósito durante su saque, gente sin cerebro, y sugirió que el árbitro del partido anunciara en voz alta por el micrófono que quien lo hiciera era un idiota.
"Un pequeño ejemplo. Antes de que Rafa lance, alguien grita: "¡Vamos, Daniil!" y 1.000 personas silban a la vez. Silencio total. No lo he oído antes de mi saque", dijo el tenista ruso.
"Es decepcionante, es una falta de respeto. No estoy seguro de que siga teniendo ganas de jugar al tenis después de los 30 años. Todo depende de lo que me diga mi entorno, de cómo decidamos seguir este camino. Pero ya no tengo un niño dentro de mí. Y seguir jugando será más difícil", añadió.
Medvédev destacó que las gradas siempre estaban en contra de él cuando jugaba contra Nadal, el suizo Roger Federer y el serbio Novak Djokovic.
"Cuando empecé a subir al top 20, top 30, empecé a jugar con Novak, Roger, Rafa. Tuvimos partidos difíciles, pero todavía no les he ganado. Y recuerdo que se hablaba mucho de la generación más joven: que debían mejorar. Eso me motivó. Pero esas personas debían estar mintiendo. Porque en todos los partidos importantes, no vi a mucha gente deseando que ganara. Al final todo se acumuló. Y hoy ha sido el punto álgido", subraya.
Medvédev también señaló que las tribunas siempre animan contra los rusos. "Creo que la nacionalidad juega un papel importante. Durante un tiempo, el tenis ruso estuvo en declive, pero ahora, gracias a mí, a Andréi Rublev, a Karen Khachanov y a Aslan Karatsev, está experimentando de nuevo un ascenso. Eso es genial. Espero que atraigamos a nuevos aficionados. Pero me doy cuenta de que cuando jugamos contra alguien de otro país, la gente le anima a él y no a nosotros", dijo Medvédev.
A pesar de perder el Abierto de Australia 2022, Daniil sigue teniendo posibilidades de convertirse en el número uno del mundo. Necesita ganar el Torneo de Róterdam, donde tiene previsto jugar en febrero.