Antiguamente, esta infusión tenía una preparación nada práctica. Primero se tostaba la cebada y luego la ponían a hervir con agua, pero con el paso del tiempo empezaron a moler los granos de cebada haciendo que su preparación sea más fácil y deliciosa si se se prepara con otros ingredientes como la canela, el maíz y la miel.
Según recoge Gastrolab, uno de los principales beneficios de esta infusión se encuentra en la fibra dietética que ayuda a mantener los niveles de colesterol en la sangre. Además, su alto contenido de lípidos previenen las enfermedades cardiovasculares.
Algunos estudios han comprobado que la ingesta diaria de esta infusión podría tener un efecto antidiabético al reducir los niveles de azúcar en la sangre y glucosa. Al ser una fuente rica en vitamina C y antioxidantes, la cebada fortalece el sistema inmune.
Su alto contenido en hierro previene la fatiga y la anemia, ya que estimula la producción de glóbulos rojos en el organismo.