En el año 2012 el cangrejo azul americano apareció en el Delta del Ebro. Desde entonces, este cangrejo que es originario del Atlántico americano, empezó a expandirse por el mar, ríos y humedales de toda la Comunidad Valenciana y hacia el sur. Desde el año 2015 también se les ha podido ver en el Mar Menor (Murcia) y en las Islas Baleares.
Las últimas noticias que han llegado sobre este animal son de hace dos meses, cuando certificaron su presencia también en el campo de Gibraltar, específicamente en el río Guadiaro.
Los biólogos han explicado que su robustez y superioridad frente al cangrejo autóctono le ha permitido a este crustáceo arrinconar a las especies locales y convertirse en el rey de los ecosistemas tanto costeros como fluviales.
Los biólogos también precisan que hace un año se detectó en el Barranco de las Ovejas de Alicante, pero que donde más se le puede ver es en Santa Pola y Guardamar.
Expertos del Centro de Investigación Marina (CIMAR) de la Universidad de Alicante aseguran que existe una colaboración entre la comunidad científica y los organismos de gestión para definir qué medidas de control se van a tomar para frenar su expansión. Sin embargo, admiten que estos cangrejos van a mayor velocidad, entre otras razones, por su elevada tasa de fecundidad y supervivencia.
Y aunque su expansión podría no significar algo relevante para algunos, los pescadores artesanales se han visto afectados porque el cangrejo destroza las redes cuando de forma accidental son capturados. Incluso, el estudio sobre el cangrejo azul americano comenzó tras la demanda de la Cofradía de Pescadores de Guardamar. La misma situación han denunciado los pescadores en la Albufera de Valencia y del Mar Menor.
Y mientras el Centro de Investigación Marina de la Universidad de Alicante junto a las autoridades locales intentan establecer una línea de acción sobre estas especies exóticas, otros están aprovechando su presencia.
Por ejemplo, en el Delta del Ebro y en otras localidades de la costa mediterránea ya este tipo de cangrejo se ha convertido en un ingrediente habitual de la paella, mientras que otros aprovechan para venderlo en las pescaderías a 12 euros el kilo.