Así lo confirman los últimos e importantes avances innovadores reportados desde Pekín y la firme actitud estratégica adoptada por los mandatarios del gigante asiático.
En el plano técnico, hace apenas unos días, los medios de comunicación de todo el mundo difundieron con campanillas un destacado proyecto científico chino denominado EAST (Experimental Advanced Superconducting Tokamak) o Tokamak Superconductor Avanzado Experimental. La palabra tokamak procede, por cierto, de un acrónimo del idioma ruso тороидальная камера с магнитными катушками, que significa cámara toroidal de bobinas magnéticas. El tokamak es un dispositivo, con forma de rosquilla, que utiliza un potente campo magnético para confinar el plasma en su interior y producir energía mediante fusión nuclear. A nadie que sepa inglés se le escapará que el acrónimo EAST significa ESTE en español, quizás sea que eligieron ese nombre como una velada contraposición a OESTE.
Lo cierto es que el proyecto EAST consiguió generar un sol artificial dentro de la cámara toroidal, multiplicando por cinco la temperatura de nuestra estrella, al alcanzar 70 millones de grados durante más de 17 minutos. Este logro implica mantener altísimas temperaturas de forma sostenida. Y además hacerlo, siendo capaz de producir más energía de la que consume.
El objetivo principal de este proyecto, que se acerca al billón de dólares de inversión, es producir energía limpia casi ilimitada. Este nuevo récord supone una fuerte base científica para continuar las investigaciones en este sector tan prometedor, especialmente para probar estas tecnologías en un proyecto de fusión aún más grande, el Reactor Experimental Termonuclear Internacional (ITER), que actualmente se está construyendo en la localidad francesa de Marsella.
Más objetivos
China, además, está llevando a cabo otros programas propios para desarrollar la energía de fusión nuclear; está realizando experimentos de fusión por confinamiento inercial y planea completar un nuevo tokamak a principios de la década de 2030.
En el plano político, también hemos sabido que el Consejo de Estado o Gobierno de China impulsará "el desarrollo de la economía digital" en el marco del decimocuarto plan quinquenal (2021-2025), aprobado en 2020, para que crezca la cuota de este sector en el PIB nacional mediante el fomento de tecnologías punteras como la 6G o los centros de datos.
El Ejecutivo se ha marcado varias metas para dentro de tres años; concretamente, buscan que la economía digital pase del 7,8% del Producto Interior Bruto de 2020 al 10% en 2025.
Otros objetivos de la segunda economía mundial incluyen acelerar la construcción de centros de procesamiento de datos y multiplicar el número de usuarios de la banda de gigabit, la velocidad de conexión más rápida disponible actualmente en el mercado, para que pase de 6,4 millones de personas en 2020 a 60 millones en 2025.
Los retos
El comunicado gubernamental no dejaba de lado las dificultades que conllevan la aplicación de estos profundos cambios económicos pues implican importantes transformaciones sociales en el Estado más poblado del planeta.
"El desarrollo de la economía digital en China también se enfrenta a problemas y retos: la falta de capacidad de innovación en áreas claves. Los recursos de los datos son enormes, pero su potencial no se ha desarrollado por completo; el sistema de gobernanza de la economía digital necesita mejorar más", rezaba el documento.
Según la circular difundida por el Consejo de Estado chino, la innovación digital debería jugar un papel más grande en el desarrollo económico del país, con especial atención en la integración entre la tecnología digital y la economía real.
Los esfuerzos deben enfocarse, destacaba el documento, en la construcción de infraestructuras de redes de información y en un sistema de centros de big data integrado a nivel nacional, que coordine computación, algoritmos, data y aplicaciones.
Los chinos también parecen dispuestos a dar los pasos necesarios para profundizar en una transformación digital exhaustiva en industrias que consideran esenciales, incluyendo la transformación digital de toda la cadena de producción de las industrias tradicionales y el aumento del nivel de digitalización de la industria agrícola.
Las autoridades de Pekín ponen el acento en mejorar la innovación en tecnologías aplicadas a campos estratégicos y avanzados como son la computación cuántica, las comunicaciones en red, los circuitos integrados, el software clave, el big data, la inteligencia artificial, el blockchain, la fabricación aditiva (impresión 3D) o los nuevos materiales.
El fomento de la economía digital está llamado a generar más empleo nacional, mejorar el bienestar de sus ciudadanos y equilibrar las diferencias apreciables que todavía existen en este campo en favor de Estados Unidos, donde la transformación digital empezó antes y se mantiene a buen ritmo.
Poco después de la difusión de esta elocuente circular, el presidente Xi Jinping publicó un artículo en Qiushi (Buscando la Verdad, en chino), la revista insignia del Comité Central de Partido Comunista de China, de periodicidad bimensual, donde el jefe del Estado hablaba precisamente de que la economía digital se "está convirtiendo en una fuerza crucial para reorganizar los recursos mundiales, remodelar la estructura económica global y cambiar los patrones de competencia a nivel internacional".
Xi enfatizó que desarrollar la economía digital es "una opción estratégica para aprovechar las oportunidades que surgen de la nueva ronda de revolución tecnológica y cambio industrial".
Como se puede comprobar, el Imperio del Medio aprieta más el acelerador.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK