El TOI 2257 b tiene un radio 2,2 veces mayor al de la Tierra y completa su órbita alrededor de su estrella —una enana roja mucho más fría que el Sol— en 35 días. Pero lo que atrajo la atención de los investigadores fue la forma de su trayectoría: resultó ser la más excéntrica (elíptica) en la historia de las observaciones, por lo que la temperatura del planeta puede oscilar entre los 80 grados bajo cero y los 100 grados, en función de su ubicación.
"En lo que respecta a la habitabilidad potencial, tenemos malas noticias", señala la principal autora del estudio, Nicole Schanche, de la Universidad de Berna.
Si bien el planeta orbita su estrella anfitriona a una distancia en la que la existencia del agua líquida es posible, es poco probable que también albergue vida, pues su radio sugiere que se trata de un planeta mayoritariamente gaseoso y con una alta presión atmosférica, explican los autores del estudio.
Pero, ¿a qué se debe la inusual órbita del exoplaneta? Los investigadores consideran que podría ser la presencia en el sistema de un hipotético planeta gigante que podría influir en su órbita y, por consiguiente, deformar su trayectoría.
Los exoplanetas ubicados lejos del sistema solar no se pueden observar directamente a través de un telescopio, pues son demasiado pequeños y no reflejan mucha luz. Durante el estudio, los astrofísicos recurrieron al llamado método de tránsito: analizaron las caídas en el brillo de las estrellas que ocurren una vez que un exoplaneta entra en el campo de visión entre la Tierra y su estrella anfitriona. También utilizaron los datos del telescopio SAINT-EX, ubicado en México y diseñado específicamente para estudiar los enanos rojos y sus exoplanetas.
"SAINT-EX fue capaz de observar el tránsito entero, algo que nos proporcionó incluso más información acerca de las propiedades del sistema", comparte Robert Wells, del observatorio suizo CSH.