Muchas personas están acostumbradas a no tirar las botellas de plástico vacías y aprovecharlas como un recipiente reutilizable para el almacenamiento y transporte del agua. Sin embargo, con el tiempo, la concentración de compuestos orgánicos en el líquido que se pone en estas botellas puede volverse peligroso para nuestra salud.
Según Yuri Gonchar, director general del Centro Principal de Control y Pruebas de Agua Potable de Rusia, con el paso de los meses, se multiplican las sustancias dañinas que estas botellas liberan.
"Llevamos a cabo investigaciones acerca del contenido de carbono orgánico total en el agua embotellada —este es un indicador acumulativo de la presencia de compuestos orgánicos en el agua que entra en contacto con el plástico— después de un mes, después de seis meses, después de un año y después de 18 meses", explicó Gonchar en una entrevista con la radio Sputnik.
"Cada mes de contacto del agua con el plástico conlleva un aumento significativo en la concentración de compuestos orgánicos que se liberan del plástico al agua. A lo largo de 18 meses, esta cifra supera todas las concentraciones máximas permisibles", reveló el experto.
Por lo tanto, el uso repetido de una botella de plástico es desaconsejable, ya que representa riesgos a la salud, subrayó el experto.
"El almacenamiento prolongado [de agua] en una botella es peligroso para la salud, especialmente en condiciones agresivas: si se pone al sol o si se vierte [en la botella de plástico] agua tibia o caliente", apuntó Gonchar.
De acuerdo con el especialista, al beber de una botella de plástico antigua una enorme concentración de compuestos orgánicos ingresa en nuestro cuerpo, muchos de los cuales son cancerígenos o tóxicos, advirtió el profesional.