La batalla de Laquis, una de las más documentadas en la historia antigua y también descrita en la Biblia, está adornada de misterios y proezas que un grupo de arqueólogos han investigado y reconstruido para entender cómo se llevó a cabo esta guerra en realidad.
Y lo que más les interesaba, según el comunicado de la Universidad Hebrea de Jerusalén, era comprender cómo el ejército asirio pudo construir la rampa de asedio que les permitió capturar la ciudad de Laquis en el año 701 a. C.
La investigación, publicada el mes pasado en el Oxford Journal of Archaeology, estuvo a cargo del profesor Yosef Garfinkel y la doctora Madeleine Mumcuoglu, del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y los profesores Jon W. Carroll y Michael Pytlik de la Universidad de Oakland.
El estudio se basó en extensos datos que incluyeron textos bíblicos, relieves de piedra que representan escenas de batalla asirias, inscripciones acadias, excavaciones arqueológicas y análisis fotogramétrico de fotografías aéreas de drones, que crearon un mapa digital detallado del paisaje de la zona.
La rampa de guerra más grande del cercano oriente
El estudio concluyó que los asirios, liderados por el rey Senaquerib, probablemente recogieron tres millones de piedras de una cantera cerca de la ciudad, en la cima de una colina con vistas a la llanura de Judea.
En un proceso excepcionalmente ordenado, según el estudio, el ejército construyó una enorme rampa de asedio que permitió transportar arietes a las defensas de la ciudad, rompiendo las murallas y resultando en la destrucción completa de la ciudad.
La pendiente de asedio asiria estaba hecha de pequeñas rocas, que pesaban alrededor de 6,5 kilos (14,3 libras) cada una de acuerdo con la evidencia arqueológica encontrada en el sitio.
9 de septiembre 2021, 08:56 GMT
De hecho, la cuesta de Laquis es la rampa de asedio más grande que sobrevive en el cercano Oriente, y la única asiria de la que quedan restos.
Lo más probable es que para poder adquirir tres millones de piedras de este tipo en poco tiempo, el ejército las tomara de un sitio que estaba lo más cerca posible del extremo inferior de la rampa, concluyeron los investigadores.
Eficaz máquina de guerra
“Para construir la rampa, los asirios podrían haber usado sedimentos o piedras”, dijo Garfinkel en el comunicado. "De hecho, al lado del acantilado encontramos una cantera".
Las piedras fueron transportadas a lo largo de cadenas humanas, pasadas de hombre a hombre a mano. Con cuatro cadenas humanas trabajando en paralelo las 24 horas del día que, según los cálculos de los investigadores, se movieron y colocaron alrededor de 160.000 piedras cada día, posiblemente completando la construcción en solo 25 días.
"Cientos de trabajadores trabajaban día y noche llevando piedras, posiblemente en dos turnos de 12 horas cada uno”, señaló Garfinkel en el comunicado.
“La mano de obra probablemente fue suministrada por prisioneros de guerra y trabajos forzados de la población local. Los trabajadores estaban protegidos por escudos masivos colocados en el extremo norte de la rampa. Estos escudos avanzaban hacia la ciudad unos metros cada día”, explicó.
A medida que los trabajadores construían las etapas finales de la rampa y se acercaban a las murallas de Laquis, se cree que los habitantes intentaron defender su ciudad disparando flechas y arrojando piedras a los trabajadores.
Para asegurarse de que los defensores de Laquis no pudieran impedir la construcción de la rampa, el trabajo, probablemente, comenzó a unos 80 metros del muro, con los trabajadores construyendo progresivamente más alto y tirando las piedras hacia abajo para avanzar. “De esta manera, sólo podrían ser atacados desde la ciudad en los últimos metros”, dijo Garfinkel.
Cuando se completó la rampa, el ejército asirio rompió la muralla de la ciudad con pesados arietes de hasta una tonelada.
El reciente estudio fue calificado por la Universidad Hebrea como "un modelo práctico que da cuenta de toda la información disponible sobre esa batalla".