Se trata de un voluminoso curso de lecciones "de unas 500 páginas solamente en texto", al tiempo que incluye también material audiovisual, indicó Martínez en conversación con Sputnik, al señalar que dedicó varios meses para que este contenido "llegue ya en español completamente" a sus destinatarios.
Un contenido "bastante extenso y bastante complejo", donde le tocó traducir la terminología "acerca de los sistemas de teledetección de la Tierra", "la estructura interna de los nanosatélites" o "las ondas de frecuencia a la que trabajan estos equipos satelitales".
Subrayó que traducirlo bien no habría sido posible sin la "formación académica" recibida en la UESOR, a donde le llevó su pasión por la "mecánica, electrónica e informática", tres áreas que se unen en la carrera de mecatrónica. Por esta razón, tras barajar varias opciones "una vez finalizada la secundaria", Martínez se inclinó por ir a estudiar a Rusia.
"Al pasar los años me siento bastante contento por haber tomado esa decisión, por haber tenido la oportunidad de recibir la formación en este centro como es la UESOR en el área de Mecatrónica", afirmó Martínez, quien actualmente está "trabajando como docente titular en el Departamento de Mecatrónica y Robótica" de esta universidad, enseñando tanto a estudiantes rusos, como también a los de otros países que se forman en esta carrera.
Al mismo tiempo, está "preparando el trabajo de tesis doctoral", acercándose "hacia el objetivo que es concluir con su defensa el verano próximo".
Además de la formación académica, Martínez tuvo la felicidad de encontrar en Rusia su amor, una mujer rusa que le regaló una hija. La niña, que ya tiene cuatro años, no solamente es hermosa –participando ahora en un concurso de belleza–, sino también muy inteligente, absorbiendo, tanto el idioma y la cultura de su madre, como también de su padre ecuatoriano.
"Rusia ha sido un país al cual agradezco y siempre estaré agradecido por haberme dado la formación académica y seguir permitiéndome formar aquí, y así también por otro lado en lo personal también me ha dado una familia", reiteró.
En este contexto, agradeció también a los familiares de su esposa por haberle acogido "de una buena manera" desde el primer momento.
"Si bien es cierto que cada país, cada región tiene su cultura, sin embrago, creería yo que para un latinoamericano la adaptación en una familia rusa no es tan compleja, tal vez me arriesgaría a decir que, más o menos, guardamos una misma línea en cuanto a mentalidad, algo de costumbres, con ciertas variaciones que son lógicas, por supuesto; pero creería que en lo personal no fue tan complejo, ni siquiera fue difícil el adaptarme a las costumbres y tradiciones de la familia, en este caso, de mi esposa", dijo Martínez, al citar al mismo tiempo algunas "anécdotas" sobre diferencias culturales.
Refiriéndose a sus planes para el futuro, este ecuatoriano resaltó que no faltan opciones atractivas "en cuanto a lo laboral" en Rusia. Sin embargo, manifestó que "lo más sensato" sería, "una vez culminado los estudios", volver a su país para llevar a Ecuador los conocimientos obtenidos en la UESOR, aportando al "fomento" y al "crecimiento" de áreas como "ingeniería" y "nuevas tecnologías", así como para "reproducir algunos de los proyectos que lleva a cabo la UESOR".
"Mi interés primordial sería que puedan existir unos lazos cada vez más fuertes de amistad, de cooperación y de facilidad para el intercambio de conocimientos y tecnologías entre Ecuador y Rusia", concluyó Martínez.