La diversión de simular la propia muerte: alerta en colegios de España por 'El juego del calamar'
09:08 GMT, 20 de octubre 2021
Alejandro Cuevas Vidal
Corresponsal en España
Docentes y psicólogos infantiles alertan sobre la cantidad de menores de edad que han visto la serie 'El juego del calamar'. Los niños simulan sus escenas, cargadas de violencia. Desde el sector educativo señalan que los padres deben filtrar el contenido que consumen sus hijos.
Lea en SputnikEl juego del calamar es uno de los fenómenos del año. Las cifras de la serie surcoreana en el catálogo de Netflix son de récord. Según estimaciones de Bloomberg, 132 millones de usuarios vieron al menos dos minutos en los primeros 23 días tras su estreno. 87 millones de personas la habrían acabado en ese periodo de tiempo. En total, 111 millones de visualizaciones, número con el que supera a
Los Bridgerton como la producción más vista de la historia de la plataforma. Un boom que ha hecho
ganar casi 900 millones de dólares a la empresa estadounidense.
La trama creada por Hwang Dong-hyuk ha conquistado Occidente. En cuestión de semanas, los protagonistas de la serie se han convertido en estrellas globales. Su historia abre debate en redes sociales y mesas de bares. Incluso, se prevé que los trajes magenta de guardia o el chándal verde que portan los participantes en el macabro juego sean tendencia en la noche de Halloween. El juego del calamar es la nueva punta de lanza de la cultura pop y se cuela por cualquier resquicio. Incluidas las escuelas.
La usuaria de Twitter @piruletadementa es profesora. Se percató que los niños de entre ocho y nueve años no jugaban en el patio al "1,2,3... pollito inglés". En su camino a la pared, los infantes se paraban al ritmo de "luz roja, luz verde", como en la popular serie asiática. Al ser eliminados no volvían a la línea de salida, sino que caían tras un disparo simulando estar muertos. Al entrar en clase, la docente preguntó cuántos habían visto El juego del calamar. La mitad alzó la mano. De estos, el 50% la vio solo en su teléfono móvil. Los restantes con sus padres. Una producción que Netflix marca como no apta para menores de 16 años.
No se trata de un caso único. Desde Galicia hasta Murcia, los estudiantes de Primaria imitan las prácticas violentas que muestra la serie. También sucede más allá de las fronteras del país. En Reino Unido aparecen mensajes en redes sociales en los que se incita a los menores a participar en pruebas similares a las representadas en la ficción surcoreana. En Bélgica, un grupo de niños reinterpretaba el escondite inglés, como en el caso español. Sin embargo, ser detectado en movimiento implicaba un puñetazo en la cara.
Ante dicha tendencia, los centros educativos comienzan a tomar medidas. El colegio Santa Teresa de Calcuta de la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes ha decidido
prohibir los disfraces de Halloween relacionados con la serie para frenar la ola de imitación. La directiva de la escuela Bertomeu Llorens i Royo de Catarroja (Valencia) no ha dudado en enviar un mensaje de Telegram a las familias ante la reproducción de los juegos en el patio. En Bilbao, el profesorado de Primaria de Le Mennais Berrio-Otxoa ha mandado una circular a los padres de los alumnos para informarles sobre los niveles de violencia que exhibe
El juego del calamar.
"No hemos tenido ningún juego en el patio, pero sí escuchado comentarios. Por eso, decidimos avisar. Los padres tienen que saberlo y estar alerta sobre lo que ven sus hijos, ya que una serie así puede generar comportamientos muy negativos", indican desde el centro educativo bilbaíno a Sputnik Mundo.
¿Cómo afecta a los menores?
La alerta de los profesores llega a los progenitores, en un principio, los encargados de controlar el uso del mando de televisión. Algunos se quedan estupefactos al ver que casi la totalidad de los compañeros de clase de sus hijos han seguido la obra de Hwang Dong-hyuk. "Mi hijo tiene 11 años y vino un día del colegio comentándome que quería ver la serie. Que sus amigos la habían visto. Le dije que no porque no era de su edad. Siempre miro las edades. La he empezado y no entiendo cómo sus padres se la dejan ver", comenta Anna Manyé en Twitter.
No obstante, la negativa de muchos padres a enchufar El juego del calamar en presencia de sus hijos contrasta con la opinión de otros. Algunos han preferido que el pequeño contemple la serie, pero, en su compañía. "Lo que hay que hacer es acompañar, no prohibir. La violencia, por desgracia, forma parte de nuestra sociedad y ellos deben saber que es así. Mis hijos la han visto conmigo (10 y 14 años) porque no paraban de hablar de ella. He preferido verla con ellos y acompañarles", escribe la usuaria @Laurala en redes sociales.
Hay padres que señalan que su hijo cuenta con la madurez suficiente para hacer frente a la cruenta realidad de la emisión de Netflix. La mayoría de expertos desmiente tal afirmación. "Los niños entre 9 y 13 años se encuentran en pleno desarrollo psíquico y emocional. Pueden razonar más o menos, pero a esas edades el infante no está capacitado para comprender una serie de estas características", señala Raquel González, psicóloga infantil, a Sputnik Mundo.
Aida Romero ha recibido en su consulta a varios menores que han visto la producción o que han oído hablar de ella. "Visualizar El juego del calamar a edades tan tempranas genera miedo y confusión, incluso adrenalina al tratarse de algo prohibido. No es recomendable para un público que todavía no es capaz de diferenciar de forma clara la realidad y la ficción. Los padres deben vigilar mucho lo que el niño puede ver. Tanto en relación a esta serie como a otros programas, mismamente las noticias", apunta la psicóloga radicada en Barcelona.
"Una serie que banaliza la violencia, la agresividad y la muerte del contrincante es negativa para cualquier persona. Claramente para los niños e incluso adolescentes que aún no tienen estructurado mentalmente la separación entre la ficción y la realidad es más perjudicial. Además el niño aún no tiene una escala de valores morales por lo que el daño puede ser aun mayor", destaca el psicólogo infantil Froilán Rincón.
Para María Gaceo, psicóloga infantil del
centro Alcea, la ficción surcoreana es un "no rotundo" para los menores de la edad recomendada por Netflix. La estética colorida e infantilizada la convierte en un reclamo, pero exponer a un niño a las elevadas cargas de violencia que presenta
puede tener consecuencias emocionales. "No están preparados para gestionar el miedo, ansiedad y angustia que les provoca. No saben qué les está pasando y qué hacer con esta carga", indica. El hecho de no poder asumir dichas emociones
les produce frustración o dificultades para el control de la ira. Además, una constante exposición a conductas agresivas implica una disminución de la empatía. "La violencia constante acaba deshumanizando el dolor humano", puntualiza Gaceo.
En la niñez, las personas aprenden mediante la experiencia, pero también a través de la observación. El aprendizaje vicario es el que se basa en
la contemplación de modelos. "Por ejemplo, si queremos que un niño lea, lo mejor es leer con él. Si el pequeño observa las conductas de
El juego del calamar puede ser que las repita o que entienda que la violencia es una vía para la resolución de problemas", asevera Graceo. La identificación con los personajes de la serie no es buena. Valores poco éticos como la manipulación del resto se vislumbran constantemente.
"Los modelos son personas psicópatas, pero con dinero y éxito. Te dicen que con poder económico puedes hacer lo que quieras. Es un mal ejemplo para cualquiera. En caso de empatizar con la víctima, aceptas que la violencia va hacia ti porque estas desfavorecido", continúa.
Más allá de lo recóndito de la mente, la visualización de El juego del Calamar sirve para marcar diferencias en las aulas. "Que una persona la vea puede crear un estatus social. Al que no le dejen verla puede sentirse rechazado por el resto", anota Gaceo. Solo en un caso así, Romero aprobaría la visualización de la serie. Eso sí, siempre bajo la supervisión de un adulto. "Se le tendría que explicar al niño que se trata de una ficción", añade la psicóloga de la capital catalana.
Las expertas consultadas coinciden en que hay que poner filtros al contenido al que acceden los más pequeños del hogar. Para Gaceo, establecer límites es necesario. También para Romero, aunque agrega que "no prohibir". "Tanto padres como colegios deben mostrar al niño que se trata de un programa no apto para su edad", sentencia.
El juego del calamar es el último fenómeno que ha entrado en las aulas. Un caramelo de cobertura amable hasta que comienza a verterse la sangre sin control. Un gran éxito a nivel mundial. Pero, destinado al público adulto. No pensado para aquellos que todavía saltan a la rayuela sobre un patio de gravilla. Como tantos otros triunfos de la industria cultural. "Por mucho que queramos, un niño nunca tendrá la capacidad crítica de un adulto", cierra Gaceo.