Los hechos ocurrieron en el parque de cocodrilos de Darwin, lugar que ofrece a los turistas la posibilidad de nadar con estos gigantes prehistóricos y donde la Australian Broadcasting Corp (ABC) realizaba un documental de estos reptiles.
Al camarógrafo que manejaba el difunto dron, Dane Hirst, le tomó unos minutos entender que le sucedió a su artefacto. De no ser porque un niño fue testigo de los dramáticos sucesos, probablemente Hirst se estuviese todavía preguntando qué fue del dron comprado para ese rodaje.
Y es que mientras el vehículo no tripulado filmaba cerca del agua, el cocodrilo saltó fuera de ella para acabar de una vez por todas a este nuevo enemigo. Así lo muestra el video recuperado de la tarjeta de memoria del dron.
En la grabación se ve claramente cómo se mueve la cola de la bestia, la nariz, la mandíbula y hasta los dientes, que en cuestión de milésimas de segundo sumerge al dron.
El aparato, destrozado por mordeduras, fue encontrado dos semanas después en la orilla de la laguna, de acuerdo con las declaraciones de un funcionario del parque.
Como en los tiempos medievales, el dron es ahora exhibido en la sala de noticias de ABC, como recordatorio del nuevo peligro al que se enfrentan estos aparatos en la inhóspita Australia.